Movilidad social para una Argentina con igualdad de oportunidades

La situación de Argentina en materia de igualdad de oportunidades es intermedia: mejor que la observada en las partes menos favorecidas del planeta, pero todavía lejos de los estándares registrados en países desarrollados. Aumentar la movilidad social en nuestro país es un objetivo fundamental para la política pública. Lograrlo requiere comprender los patrones de movilidad social. ¿Qué factores determinan el ascenso educativo y ocupacional? ¿Cuánto dependen del hogar y se hereda de padres a hijos?

Ilustración: Micaela Nanni

Movilidad social: desafío de la política pública

Gran parte de los esfuerzos realizados por los Estados buscan igualar oportunidades. Ofrecer a sus ciudadanos las mismas posibilidades de desarrollar sus objetivos, independientemente de su origen social. En ese marco, el aumento del nivel de movilidad social aparece como un objetivo fundamental.

Si bien Argentina se caracteriza por un importante despliegue de políticas destinadas a la igualación de oportunidades (en particular, un amplio sistema público de provisión gratuita de educación y salud), la evidencia empírica señala que todavía es mucho lo que la política pública puede hacer para allanar el camino hacia una sociedad más equitativa.

Nuestro país registra niveles de inequidad mucho más bajos que los de casi todos sus vecinos, aunque todavía lejos de los de las economías desarrolladas. A la vez, su nivel de movilidad social también es reducido cuando se lo compara con el observado en los países más prósperos, lo que supone un obstáculo potencialmente grande en el proceso de reducción de esas desigualdades.

Movilidad social: la situación argentina

Este mapa divide a los países en cuatro cuartiles según su nivel de movilidad educativa. El primer cuartil reúne a los países de mayor movilidad: un grupo compuesto principalmente por países desarrollados tales como Canadá, Australia, Suecia y Finlandia. En el extremo opuesto, el cuarto cuartil reúne a los países con menor movilidad, como Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Portugal, Turquía, India. Argentina se ubica en el tercer cuartil junto a todos los países limítrofes (excepto Bolivia) y también a México, Italia, España, Grecia, Croacia e Indonesia, entre otros.

Movilidad educativa y desarrollo económico

Si vemos la relación entre persistencia educativa intergeneracional y el nivel de ingresos, observamos que los países más prósperos registran mayores niveles de movilidad intergeneracional (menor persistencia). El nivel de persistencia educativa de Argentina es algo más alto que el que predice su PIB. Esto quiere decir que, dado su nivel de bienestar material, nuestro país podría aspirar a una movilidad educativa mayor, lo que otorga sustento a la idea de que existen oportunidades de intervención pública.

Movilidad educativa y desigualdad

Las sociedades con mayor movilidad social (menor persistencia), eventualmente, alcanzan un alto grado de igualdad (menos desigualdad). Sin embargo, sólo el 12% de las diferencias en movilidad entre países pueden ser explicadas por diferencias en desigualdad. La desigualdad no es un buen predictor de la movilidad social. Movilidad y desigualdad probablemente se causan mutuamente y no existen estrategias simples para separar un efecto del otro. El hecho de que Argentina se ubique prácticamente sobre la recta de ajuste lineal indica que el nivel de movilidad en Argentina parecería estar en línea con la desigualdad que caracteriza a su economía.

¿De qué depende el nivel educativo que alcanzan los hijos?

Coeficiente de persistencia intergeneracional (CPI) es el indicador de movilidad intergeneracional más popular. Mide la intensidad de la relación entre un cierto atributo medido en hijos y en sus padres (y entre hijas y sus madres). Un valor mayor de CPI implica que los resultados de padres e hijos están más relacionados, lo cual implica menor movilidad social (o menor independencia del origen social), y viceversa. El atributo elegido en ese caso es el total de años de educación formal cursados por el individuo, una medida habitual de nivel educativo.

Año de nacimiento

Los individuos nacidos antes de 1950 tienen una persistencia de nivel educativo entre generaciones mayor a la de  los nacidos entre 1980 y 1990. Esto indica que la movilidad educativa en Argentina ha crecido de manera considerable a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Este resultado está determinado, en parte, por la expansión educativa del último medio siglo, que a su vez responde en buena medida a políticas públicas, especialmente la extensión de la obligatoriedad escolar.

Nivel educativo de los padres y movilidad ascendente

Si miramos la evolución de la formación de padres/hijos y madres/hijas en Argentina, hay una tendencia positiva a la movilidad educativa, sumada a la ausencia de diferencias considerables entre varones y mujeres.

No obstante, si consideramos la posibilidad de que hijos de padres poco educados alcancen niveles de educación elevados, se trata de un panorama bastante menos optimista. Aun si aumenta levemente en los años considerados, la proporción de hijos de padres que no completaron educación secundaria que alcanzan un nivel educativo universitario es baja y la diferencia entre varones y mujeres es sustancial.

Tipos de hogar

 
Persistencia intergeneracional educativa
(CPI educativa)
Movilidad educativa ascendente
(%)
Hijo / padreHija / madreHijo/ padreHija / madre
Tipo de hogar
Nuclear
(jefe de familia + cónyuge)
0,500,5112%18%
No nuclear
(monoparental)
0,440,467%9%

Tanto si consideramos la movilidad como la movilidad ascendente, se observan diferencias importantes entre quienes provienen de hogares nucleares y quienes crecieron en hogares monoparentales. Los hogares nucleares se caracterizan por una menor movilidad, pero, al mismo tiempo, por una mayor movilidad ascendente. Esto resalta el rol fundamental del trabajo de cuidado.

¿La calidad del empleo se transmite de padres a hijos?

Movilidad ocupacional. Para medir la movilidad ocupacional es necesario recurrir a indicadores que capturen los rasgos cualitativos de la inserción en el trabajo, tales como el hecho de que el puesto sea calificado o pertenezca a un sector productivo determinado. El interés radica en calcular cuánto aumenta la probabilidad de que un individuo ocupe un puesto con un determinado atributo por el hecho de que sus padres hayan tenido un puesto similar.

El mercado de trabajo es la principal fuente de ingresos para la mayoría de los individuos. Por lo tanto, la existencia de patrones de transmisión intergeneracional de atributos laborales o productivos es un vehículo importante de reproducción de desigualdades sociales, en la medida en que los hijos de padres que tienen empleos de mala calidad se inserten, nuevamente, en puestos con características negativas.

Calificación del puesto

 
PUESTO HIJOS
HijoHija
CalificadoNo calificadoCalificadoNo calificado
PUESTO PADRE/ MADRE
Definición amplia
(profesional o técnico)
Calificado50,1%49,9%49,1%50,9%
No calificado20,8%79,2%19,7%80,3%
Definición restrictiva
(sólo profesional)
Calificado41,6%58,4%23,1%76,9%
No calificado8,7%91,3%5,9%94,1%

Casi la totalidad de personas cuyos padres realizaban tareas no calificadas trabajan también en un puesto no calificado. En cambio, haber crecido en un hogar donde el padre o la madre tenían un empleo calificado cuadruplica la probabilidad de que el hijo o la hija acceda a un empleo calificado. Para aquellos trabajadores cuyos padres tenían un puesto calificado, la probabilidad de tener un empleo similar es del 41,6% en varones y del 23,1% en mujeres, una considerable diferencia por género.

Formalidad del empleo

 
EMPLEO HIJOS
HijoHija
FormalInformalFormalInformal
EMPLEO PADRE/ MADRE
Formal84,5%15,5%73,7%26,3%
Informal74,2%25,8%50,2%49,8%

Los varones cuyos padres tenían un empleo formal tienen una probabilidad del 84,5% de tener un empleo formal, mientras que esta proporción 11% menor para los que crecieron en un hogar en el que el padre trabajaba de manera informal. Para las mujeres, esta diferencia asciende a más de 23%.

Cuentapropismo

Si bien existen distintas visiones sobre las virtudes y defectos respecto del trabajo independiente, hay consenso sobre el hecho de que el cuentapropismo no ofrece protección laboral y que, por fuera de una franja puntual, está asociada a ingresos bajos e inestables. Por ellos, la transmisión intergeneracional de la inserción independiente puede ser interpretada como un patrón negativo de movilidad social.

 
EMPLEO HIJOS
HijoHija
CuentapropistaAsalariadoCuentapropistaAsalariado
EMPLEO PADRE/ MADRE
Cuentapropista27,9%72,1%20,9%79,1%
Asalariado18,1%81,9%13,2%86,8%

Los hijos de padres cuentapropistas tienen una probabilidad del 27,9% de emular esta inserción en el mercado laboral, mientras que esta proporción se reduce al 18,1% en los hijos de asalariados. Para las mujeres, los resultados son similares.

Jerarquía del puesto

La jerarquía del puesto no es estrictamente una medida de calidad laboral, pero sí indicador de la calidad general de la trayectoria laboral, ya que alcanzar un puesto jerárquico implica generalmente un desempeño virtuoso en el mercado laboral.

 
EMPLEO HIJOS
HijosHijas
JerárquicoNo jerárquicoJerárquicoNo jerárquico
EMPLEO PADRE / MADRE
Definición amplia
(directores y jefes)
Jerárquico27,9%72,1%14,8%85,2%
No jerárquico13,7%86,3%5,2%94,8%
Definición restrictiva
(sólo directores)
Jerárquico26,3%73,7%3,9%96,1%
No jerárquico8,9%91,1%3,4%96,6%

Mientras que para los varones se mantiene una influencia importante del puesto jerárquico del padre en la probabilidad de puesto jerárquico propio, se observa una influencia muy baja para las mujeres. En los varones, la probabilidad de ocupar un puesto jerárquico casi se triplica cuando se comparan hijos de no directores con hijos de directores (del 8,9% a 26,3%). En cambio, esta diferencia no se observa en mujeres, donde el hecho de que la madre ocupara un puesto de dirección prácticamente no influye en la probabilidad de que la hija lo haga.

La movilidad entre sectores productivos

En términos generales, encontramos fuerte evidencia de transmisión intergeneracional de atributos vinculados a actividades productivas. Si omitimos los efectos de la variable educación, tiene un efecto generalmente menor en los resultados, lo que implica que la transmisión de padres a hijos de atributos productivos opera por vías generalmente distintas a la transmisión de educación formal.

Si miramos los resultados del mismo ejercicio realizado para mujeres, se evidencia que la transmisión intergeneracional es más limitada. Esto puede deberse a que, efectivamente, la transmisión de atributos productivos de madres a hijas es más débil que la de padres a hijos, o a que el tamaño muestral es menor, dada la menor tasa de empleo femenino antes de 1990. 

La transmisión intergeneracional de ocupaciones es un problema en aquellos sectores típicamente caracterizados por salarios bajos o elevada informalidad. Esto ocurre en el agro y en hotelería y restaurantes. A esto se podría agregar también los sectores con fuerte segregación por género (construcción y servicio doméstico, principalmente).

El hecho de que la inserción en sectores con malos resultados salariales se transmita de padres a hijos (en muchos casos, independientemente de la inversión realizada en educación formal) sugiere que existen límites importantes a la movilidad social. Estas barreras pueden tomar diversas formas, desde limitaciones en la información disponible (no se conoce la trayectoria que ofrece cada opción laboral) a falta de capital social o cultural necesario para acceder a ciertos puestos, o bien discriminación. 

Hacia dónde orientar las políticas públicas

Un rol clave para la política pública puede encontrarse en intervenciones que favorezcan la acumulación de capital humano en los niños de hogares vulnerables, con especial atención a los hijos que crecen en hogares monoparentales. El capital humano debe ser entendido en sentido amplio, incluyendo no sólo atributos educativos sino también otros como, por ejemplo, la salud.

Algunas de las propuestas que la evidencia ha demostrado que tienen un impacto positivo son:

  • La provisión de educación pública efectivamente aumenta la movilidad intergeneracional del nivel educativo. 
  • La Asignación Universal por Hijo (AUH) generó un aumento en la asistencia educativa de niños de hogares vulnerables, un logro particularmente destacable para un programa cuyo costo fiscal es bajo en relación al de otras políticas sociales. 
  • La provisión de salud pública en general, así como de políticas específicas de salud sexual y reproductiva también tienen un rol central. 
  • La inversión pública en infraestructura también puede contribuir positivamente a la movilidad social, particularmente en términos de atenuar las consecuencias de problemas tales como la segregación geográfica o la discriminación estadística.
  • La estabilización de los ingresos de los hogares vulnerables es esencial para asegurar que estos puedan invertir en el capital humano de sus hijos
  • Promover el empleo de calidad y reducir la informalidad laboral son herramientas esenciales para una política que asegure que la inserción de los jóvenes en el mercado de trabajo conduzca a trayectorias laborales virtuosas. 
  • Un impuesto al enriquecimiento gratuito puede funcionar entonces como un mecanismo parcialmente igualador. Los tributos al patrimonio y el enriquecimiento gratuito, junto con la heredabilidad de los activos físicos y financieros, son una parte importante del debate sobre movilidad social. 

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