Argentina tiene un montón de recursos naturales, ya lo sabemos. El tema es que con eso no alcanza: también hacen falta capacidades, espacios, vinculación entre actores, financiamiento. Para desarrollarnos de la mano de los recursos naturales, la bioeconomía puede ser el camino y Rosario un ejemplo a seguir. ¿De qué manera? Un estudio sobre el biocluster rosarino para pensar cómo escalar esta estrategia a otras regiones.
Ilustración: Nestor Agustín Vassallo
Una estrategia subnacional de bioeconomía puede aportar a reducir las brechas de productividad regionales y promover la diversificación de sectores primarios hacia actividades intensivas en conocimiento. Este documento ejemplifica el potencial de esta estrategia de desarrollo con el caso del biocluster de Rosario, específicamente con empresas que utilizan biotecnología para atender desafíos del agro, como por ejemplo reducir el uso de agroquímicos o reemplazarlos por productos biológicos, eficientizar la producción de biocombustibles o aumentar la tolerancia de los cultivos a las sequías. Y plantea los desafíos de institucionalizar y escalar esta estrategia a otras regiones del país.
La bioeconomía, estrategia de desarrollo nacional
La demanda creciente de productos biológicos que sustituyan a los basados en combustibles fósiles y permitan aumentar la productividad agrícola, minimizando los daños sobre el ambiente, constituye una oportunidad para nuestro país.
En este contexto la bioeconomía es una estrategia clave. Se trata de un paradigma de desarrollo sustentable, caracterizado por el aprovechamiento y la transformación de los recursos de origen biológico para la producción de bienes y servicios, a partir de la aplicación intensiva de conocimiento científico-tecnológico.
Expandir la bioeconomía podría contribuir a la modernización de actividades tradicionales (incorporando tecnologías como la química verde, la biotecnología moderna o la nanotecnología) y, al mismo tiempo, generar derrames hacia otros sectores de la economía.
Nuestro país cuenta con capacidades para encarar esta estrategia. Cuenta con: la diversidad de recursos naturales a lo largo del territorio; el dinamismo de las cadenas agroindustriales que demandan innovaciones; un sistema público de ciencia y tecnología de reconocida calidad; y una serie de instrumentos públicos de promoción de las actividades basadas en conocimiento.
En años recientes el debate sobre los instrumentos más adecuados para promover la bioeconomía giró del ámbito nacional al subnacional, y a la implementación de políticas de promoción de biorregiones. El desarrollo de bioclusters (o biorregiones) propone dividir geográficamente el territorio en función de su potencialidad bioeconómica. Permite adoptar una perspectiva territorial que cruce la oferta de biomasa de cada entorno espacial (microfauna, suelos, climas y variedades genéticas) con la disponibilidad de capacidades que hacen posible su aprovechamiento.
Las biorregiones, estrategia de promoción subnacional
En un país federal como la Argentina, con una gran diversidad de recursos de origen biológico desplegados en un territorio extenso, una estrategia de promoción de la bioeconomía se vuelve sumamente relevante. Adoptar una perspectiva regional sobre la promoción de la bioeconomía puede contribuir a reducir las brechas de productividad sectoriales y a reducir la desigualdad entre regiones.
No obstante, hasta el momento, esta perspectiva subnacional no ha llegado a materializarse en un plan de desarrollo de biorregiones. Y la discusión se circunscribe a la investigación académica, la generación de insumos para el desarrollo de políticas y, en el mejor de los casos, a políticas aisladas.
Existen ejemplos importantes —aunque todavía incipientes— de desarrollo de bioclusters en el país, lo que constituye un indicador del potencial que podría tener esta estrategia productiva para reducir las brechas de productividad interregionales.
Un caso de creciente interés es el del cluster agrobiotecnológico del corredor Rosario-Santa Fe. A partir de la disponibilidad de biomasa y de capacidades industriales, combinadas con un fuerte entramado de instituciones de ciencia y tecnología, se observa en la región un proceso de diversificación productiva asociado a la emergencia y consolidación de empresas de biotecnología con capacidad exportadora y que compiten en la frontera tecnológica global.
Estudio de caso: el cluster agro-biotecnológico de Rosario-Santa Fe
La amplia disponibilidad de biomasa agrícola es una condición necesaria, pero no la única para explicar la emergencia y creciente consolidación del biocluster Rosario-Santa Fe. Analizar y entender estos otros factores es clave. Puede proporcionar lineamientos para una estrategia de promoción de la bioeconomía en otras regiones y para identificar las capacidades que pueden traccionar la emergencia y consolidación de actividades bioeconómicas a nivel regional. También permite identificar cuáles son los desafíos que pueden obstaculizar su consolidación.
Para entender la emergencia de este cluster, nos basaremos en un marco analítico que plantea seis factores o capacidades que deben estar presentes en cada región para impulsar actividades transformadoras, orientadas a la modernización de los procesos productivos y la incorporación de conocimiento y agregación de valor.
Dotación de biomasa
Rosario se inserta en una de las regiones de mayor importancia agrícola del país. El sector agropecuario santafesino explica el 16,8% del valor agregado que genera la actividad a nivel nacional y el 17,5% del producto bruto geográfico de la provincia. Los departamentos del sur de Santa Fe, donde se encuentra Rosario, cuentan además con la mayor proporción de tierras cultivables y producción agrícola de la provincia.
Esto hizo de Rosario un polo de atracción para la radicación de cadenas de provisión de insumos y semillas, lo que contribuyó a delimitar el sendero de la especialización biotecnológica con foco en la actividad agropecuaria.
Capacidades industriales y empresariales
Rosario es uno de los clusters industriales más importantes del país, junto con Córdoba y Gran Buenos Aires. La región cuenta con una fuerte concentración de capacidades productivas y empresariales ligadas a la agroindustria que impulsaron el desarrollo del cluster a través de una serie de mecanismos:
- Tanto la especialización productiva como la presencia de grandes empresas proveedoras contribuyeron a la definición de la orientación del biocluster en biotecnología agrícola
- La densidad del entramado productivo posibilitó el desarrollo de vínculos estratégicos entre empresas ya establecidas y las emergentes.
- La circulación de recursos humanos capacitados en la gestión productiva y comercial de empresas facilitó el escalado de desarrollos científicos a un producto comercializable.
Capacidades científicas y tecnológicas
Las capacidades en biotecnología de la provincia se nuclean bajo la órbita del Centro Científico y Tecnológico de Rosario y el Centro Científico y Tecnológico de Santa Fe, ambos organismos dependientes del CONICET.
La política de ciencia y técnica y la inversión pública para la generación de capacidades cumplió un rol clave en la generación de las condiciones de posibilidad del biocluster. Produjo una masa crítica de recursos humanos capacitados que no solo favoreció el desarrollo de la ciencia básica que alimentó el desarrollo de productos innovadores, sino también la incorporación de científicos calificados para la implementación de los procesos productivos innovadores en las empresas de base científico-tecnológica (EBTs) creadas en los últimos años.
Disponibilidad de financiamiento
Mientras que la inversión pública es fundamental en la producción de la ciencia básica y los recursos humanos e incluso en el desarrollo inicial de los proyectos, el financiamiento privado fue decisivo para apoyar el testeo, la desregulación y el escalado industrial de los desarrollos.
El aporte de capital privado tuvo un rol clave en el financiamiento de las empresas emergentes. Este resultado se vio favorecido por el hecho de que las empresas o individuos que proveyeron ese financiamiento ya operaban en el sector agroindustrial y tenían mayor capacidad para evaluar la oportunidad de negocios y/o podían capitalizar ese desarrollo en su propio proceso productivo.
También tuvieron un rol las aceleradoras, incubadoras y fondos de capital de riesgo, que invierten en proyectos empresariales en etapas iniciales y que buscan desarrollar productos disruptivos con gran potencial comercial.
Instituciones y redes de apoyo
Las políticas de promoción de la biotecnología jugaron un rol importante en el creciente dinamismo del ecosistema de empresas biotecnológicas de la provincia. En el decenio que va entre 2008 y 2018 en I+D en Santa Fe, alcanzó una inversión anual promedio del 0,7% del producto bruto geográfico de Santa Fe. Si bien no se llegó a alcanzar el objetivo del 1% promovido por el propio sistema científico y tecnológico nacional, la provincia estuvo durante todo ese período 0,1 puntos porcentuales por encima del promedio nacional.
En comparación a otras provincias, Santa Fe presenta una trayectoria singular de despliegue de políticas propias de ciencia, tecnología e innovación, con una fuerte orientación hacia la investigación aplicada, la innovación y el desarrollo de capacidades tecnoproductivas ligadas a las necesidades territoriales provinciales.
Respecto a las políticas provinciales, lo que surge como factor importante es la continuidad de la iniciativa política de apoyar y promover el desarrollo del cluster biotecnológico a través de sucesivas administraciones, y más allá del cambio del signo político del gobierno.
Esta continuidad de la iniciativa política se apoya, a su vez, en la existencia a nivel provincial y local, de una densa red de relaciones informales entre funcionarios, científicos y empresarios que participan del cluster, que facilita la circulación de información y la formulación de diagnósticos comunes.
Desafíos para expandir esto más allá de Rosario-Santa Fe
¿Cómo institucionalizar estos procesos? ¿De qué manera se puede hacerlos más previsibles y a la vez escalables a otras regiones del país? Habiendo descrito los logros y el potencial del biocluster de Rosario y las condiciones que explican su trayectoria, se plantean lineamientos de políticas públicas orientadas a atender algunos de los desafíos identificados, con foco en el proceso de articulación entre el sistema público de innovación y el sector productivo.
Desafío 1: Asegurar la continuidad de las políticas públicas
La disponibilidad de recursos humanos capacitados es una preocupación creciente entre los protagonistas del ecosistema. Para atender estos desafíos resulta clave asegurar y aumentar la inversión en ciencia y tecnología, incluyendo no sólo los salarios de los investigadores y becarios sino también el gasto en infraestructura e insumos, en todas las instituciones que forman parte del sistema (CONICET, INTA y universidades).
Desafío 2: Sostener y tender puentes entre el sector público y el privado
El segundo desafío se refiere a profundizar la vinculación entre las instituciones de CTI y las empresas. Para hacer esto, es necesario trabajar en múltiples frentes. Desde el lado de las instituciones CTI, continúa siendo una limitante la orientación academicista del sistema, que premia la ciencia básica y las publicaciones por encima de las actividades tecnológicas y de transferencia. Es necesario revisar estos incentivos que enfrentan becarios e investigadores, reconociendo material y simbólicamente las actividades tecnológicas y de transferencia.
También se requiere fortalecer la formación tecnológica (no solo en ciencia básica sino en la aplicación de ciencia para resolución de problemas), a la vez que fomentar la formación de científicos y biotecnológos en temas que resultan críticos para el desarrollo de emprendimientos, incluyendo cuestiones regulatorias, de propiedad intelectual y nociones básicas de gestión de negocios.
Desafío 3: Institucionalizar y escalar estos procesos
Parte de los casos exitosos de creación de empresas de base tecnológica (EBT) se dieron en base a procesos de articulación público-privada que dependen muchas veces de circunstancias contingentes y rasgos idiosincráticos de los fundadores, o en vínculos informales entre individuos que suplen la carencia de mecanismos más rutinarios de vinculación. El desafío es entonces cómo institucionalizar y escalar estos procesos.
Es necesario fortalecer las oficinas de vinculación tecnológica de las universidades, de manera de generar economías de escala en la vinculación con el sector productivo y en la gestión de temas regulatorios y de patentes.
En el mismo sentido, resulta deseable desarrollar políticas que favorezcan la provisión de bienes públicos que den soporte a necesidades comunes en las startups, incluyendo esquemas de inversión público-privada en laboratorios, centro de testeos y generación de capacidades en temas regulatorios y de propiedad intelectual.
Otra parte importante de este desafío incluye el fortalecimiento de las aceleradoras y del capital emprendedor, que se plantean como un instrumento posible para promover la vinculación entre el sistema de CyT y el sector productivo.