La Complejidad Económica es una metodología que mide el grado de conocimiento que acumula una economía sobre sus distintas actividades productivas. A partir de un mapeo de estas actividades, permite diagnosticar la complejidad de cada región y planificar una perspectiva de desarrollo basada en sus capacidades. Ahora bien, ¿qué beneficios puede promover este método de análisis? Una guía introductoria a su funcionamiento en una perspectiva provincial a partir de datos de empleo.
La Complejidad Económica se basa en la idea de que es posible inferir qué tan similares son las actividades económicas entre sí con base en las capacidades necesarias para su desarrollo. Estas capacidades refieren a todos aquellos conocimientos específicos necesarios para producir un bien determinado. Para ello, la Complejidad Económica analiza las capacidades existentes y cómo se distribuyen entre las actividades productivas dentro de las economías donde estas se desarrollan. De esta manera, la CE nos permite inferir la complejidad de cada región según sus capacidades adquiridas.
Utilidad de la Complejidad Económica
Uno de los principales usos de la Complejidad Económica (CE) es identificar qué actividades debería priorizar la política productiva de una economía determinada. Si bien los principales resultados pueden ser previamente conocidos, la CE también posibilita revelar opciones no tan evidentes. Además, proporciona la elaboración de métricas con una jerarquización de prioridades y trade-offs para la toma de decisiones.
La CE permite, por ejemplo, establecer qué obras de infraestructura deberían realizarse para atender su desarrollo, cuáles son las necesidades de calificación que estos sectores demandan y qué programas educativos deberían promoverse para asegurarlos. Además, también es una herramienta útil para identificar y corregir problemas de coordinación con el sector privado, e incluso hacia dentro del sector público. En este sentido, es una herramienta valiosa para mejorar la efectividad en los diseños de políticas integrales más allá del ámbito de la política sectorial.
En relación con lo anterior, también se puede utilizar la CE en otros puntos de interés para las políticas públicas, como pueden ser el desarrollo con perspectiva de género o el financiamiento verde. Es decir, al seleccionar sectores prioritarios o ejecutar la política, se pueden relacionar los resultados de CE con estas otras variables y promover el desarrollo de sectores complejos con vistas a estas problemáticas sobre las que se quiere incidir.
La Complejidad Económica desde los datos de empleo
En sus inicios, la metodología de CE se basó en datos de exportaciones. Existen numerosos trabajos que aplican este enfoque para el análisis de la Argentina (varios de ellos se pueden encontrar en este enlace). Con el tiempo, la literatura amplió los datos para el cálculo de la CE, incluyendo otras fuentes, tales como datos de empleo o de patentes.
Esta caja de herramientas utiliza datos de empleo para estimar la CE en las provincias argentinas. Más concretamente, se utilizan datos de empleo asalariado registrado, excluyendo a los empleadores públicos que no sean empresas públicas y al personal de casas particulares, ya que cuentan con un régimen especial. Los asalariados registrados privados representan al 60% de los asalariados totales y el 48% de todos los trabajadores registrados (Ministerio de Trabajo, 2023). Esta perspectiva presenta algunas ventajas y desventajas. Entre ellas las más destacables son:
- Ventajas:
– Mayor desagregación de actividades.
– Mayor desagregación geográfica.
- Desventajas:
– No es comparable con el resto del mundo.
– No capta actividades no registradas.
A partir de estos datos, este trabajo propone calcular los primeros indicadores de CE para evaluar el entramado productivo actual de las provincias argentinas. Para ello se utilizan tres dimensiones e indicadores:
- Ventajas Comparativas Reveladas (VCR), que indica el grado de especialización económica de una región.
- Índice de Complejidad Económica (ICE), que mide la complejidad provincial.
- Índice de Complejidad de la Actividad (ICA), que estima la complejidad de las actividades económicas.
El ejemplo de la Complejidad Económica de Córdoba
Para la prospección de sectores o actividades, el análisis de la CE utiliza dos índices adicionales, complementarios a los indicadores presentados. Estos permiten evaluar la afinidad entre las diversas actividades económicas y la provincia: la cercanía y el valor estratégico.
El índice de cercanía mide la propensión a que una provincia desarrolle una actividad económica nueva. El cálculo de propensión surge del análisis de la matriz productiva y las capacidades desarrolladas por la misma.
Por ejemplo, este índice permite estimar qué tan cerca está Córdoba de especializarse en servicios de telecomunicaciones vía internet. Dicha propensión está dada por la relación de distancia entre productos específicos y la canasta productiva de la provincia que se asemejan a esta actividad. A partir de esta sistematización, podemos afirmar que los productos cercanos a la provincia de Córdoba serán aquellos que se encuentren a una proximidad baja (o a pocos nodos) de aquellas actividades en las que Córdoba ya está especializada (en gris en el gráfico).
El valor estratégico (VE) de una actividad para una provincia mide cuánto se beneficiaría una provincia de la especialización en un sector nuevo. Esta medición se hace en términos de las ganancias en capacidades productivas que facilitan el desarrollo futuro de actividades más complejas.
Para entender este concepto, consideremos el detalle del grafo. En el caso de Córdoba, el análisis de valor estratégico estima, dadas las actividades donde la provincia tiene Ventajas Comparativas Reveladas (nodos coloreados), cuánto le aportaría especializarse en un nodo productivo (en blanco). Ello se pondera en términos de cuánto la acerca a producir nuevas actividades complejas.
En este caso tomamos el caso del té (en el detalle del grafo). El valor estratégico de desarrollar esta actividad en Córdoba nos dice cuánto acercaría a su canasta productiva a otros nodos distintos. Si el valor estratégico de una actividad es positivo, implica que incluir su producción en esa provincia la acercará a otras actividades complejas, y viceversa. Si el valor estratégico es negativo, implica que ese producto no acerca las capacidades productivas a nuevos productos más complejos. Esto se traduce, en el grafo, en una mayor lejanía con otros productos complejos.
Una aproximación a una actividad en particular
De la misma manera en que podemos seleccionar qué sectores priorizar o impulsar en una provincia o región particular, también podemos hacer el camino opuesto y encontrar en qué provincias es más propicio impulsar una actividad (gráfico 5). La intención de hacer uno u otro va a responder enteramente al interés que tenga el usuario de la herramienta sobre ella.
Para ejemplificar este caso, vamos a tomar una actividad como ejemplo: la Fabricación de medicamentos de uso humano y productos farmacéuticos. Primero, recopilaremos qué sabemos sobre esta. En total, la fabricación de medicamentos tiene 32.536 puestos de trabajo registrados en todo el país y una complejidad de 0,29. Las provincias de Buenos Aires, La Rioja y San Juan son las únicas que se encuentran especializadas en esta actividad.
Ahora bien, ¿qué otras provincias pueden ser emplazamientos interesantes para desarrollar esta actividad? Podemos obtener algunos indicios de esto mirando la VCR acumulada en cada provincia y la cercanía de la canasta productiva de dicha provincia al producto.
Identificamos entonces que Entre Ríos y Formosa son las provincias que más cerca se encuentran de especializarse en esta actividad. Sin embargo, aunque son las que tienen más empleados relativamente en esa actividad, no tienen las que más capacidades tienen para transicionar. Mendoza, por otro lado, es la provincia que más capacidades acumuló para desarrollar esta actividad. Sin embargo, relativamente, no tiene tantos empleados en medicamentos por lo que no está cerca de especializarse en esto.
En este enlace se puede acceder al repositorio de datos utilizados en esta guía. El enlace permite acceder al repositorio donde se encuentran los cálculos y las bases de datos que se han utilizado para generar los análisis presentados en el documento. Las fuentes de datos son los de empleo registrado por actividad y departamento, publicados por el Ministerio de Economía, Secretaría de Industria, Dirección Nacional de Estudios para la Producción (CEP XXI).