Argentina atraviesa una larga década perdida en materia de crecimiento económico y exportaciones. En este contexto, en el que la mayoría de los decisores públicos y privados enfatiza los beneficios de profundizar la agenda de los recursos naturales, la industria de software y servicios informáticos se destaca dentro del entramado productivo argentino en varias dimensiones clave. Esta serie de documentos busca contribuir al debate para construir una nueva agenda de políticas para el sector como parte medular para promover su desarrollo dinámico hacia afuera.
Ilustración: Micaela Nanni.
¿Por qué apostar por la industria de software local?
Hace uso intensivo del talento y genera empleo en cantidad y calidad. En la última década, el sector contribuyó con casi un quinto de los puestos de trabajo creados. Hoy da empleo formal a más de 140.000 personas, superando al sector automotriz, el petróleo y la minería. A su vez, los salarios son mayores a los del promedio de la economía, y aumentaron más rápido que en otros sectores. En 2011 eran un 35% más altos que el promedio y, para 2022, esa diferencia ascendía al 85%.
Es dinámica e impacta en la productividad de otros sectores. En las últimas dos décadas, las ventas del sector crecieron a tal punto que se triplicó su participación en el empleo privado nacional. Y entre 2003 y 2023 las exportaciones sectoriales crecieron 16 veces. Actualmente, Argentina exporta software por algo más de USD 2400 millones anuales, lo que representa el 2,95% de las exportaciones de bienes y servicios. Esta industria no sólo exporta, es superavitaria (con un superávit comercial promedio de USD 696 millones para el período 2014-2023) y por lo tanto generadora de divisas netas.
Argentina es un caso interesante en términos de la “tasa de natalidad” de unicornios. Empresas como Mercado Libre, Despegar, Globant, Olx, Ualá o Tiendanube, con un valor de mercado superior a los USD 1000 millones. En 2022, el país contaba con 11 unicornios en el sector, un número similar al registrado por México —cuya economía duplica en tamaño a la de Argentina— y apenas por debajo de la cantidad de firmas de este tipo de origen japonés (13).
¿Cómo evolucionó la industria de software en Argentina?
En la década de 1990 e inicios del 2000, Argentina entró tempranamente en el mercado global de software.
Lo hizo aprovechando la gran disponibilidad de recursos humanos calificados y con salarios internacionalmente competitivos; la trayectoria previa de instituciones dedicadas a la investigación y educación en ciencias de la computación; y la existencia de un ecosistema empresario local.
A partir de 2004, la industria de software local se vio parcialmente impulsada por la implementación de un régimen de promoción sectorial
Este permitía una reducción de costos y carga tributaria, aportaba previsibilidad y promovía mejoras de procesos de calidad. En este contexto, y en línea con el crecimiento de la demanda global, el sector tuvo un rápido despegue, evidenciado en altas tasas de crecimiento del empleo y de las exportaciones. Este dinamismo, junto con la aparición de unicornios y “casi-unicornios”, permitió que el país se pudiera imaginar como un jugador con potencial en el mercado global.
En los últimos quince años, la etapa de crecimiento “fácil” parece haber terminado.
Entramos en una nueva fase marcada por una desaceleración en el crecimiento del sector a nivel doméstico, y un mercado global cada vez más competitivo, con una mayor concentración en los grandes jugadores y una mayor competencia de países en el segmento intermedio en el que se encuentra Argentina. Además, las condiciones macroeconómicas y las restricciones cambiarias locales hicieron que las empresas del sector buscarán localizar operaciones y crecer desde otros países; al mismo tiempo que otras fueron adquiridas por jugadores globales.
¿Qué desafíos limitan actualmente el crecimiento de la industria de software?
Hoy en día, en un mundo donde la competencia en software es cada vez más fuerte, Argentina presenta un perfil de especialización que —si bien está orientado a los mercados globales— muestra un nivel de valor agregado por trabajador inferior al promedio de los países comparables.
Dar el salto para salir del “pelotón del medio” va a requerir avanzar hacia otro perfil de especialización en el que el determinante del éxito sea el grado de innovación y la escalabilidad de los desarrollos, más que el diferencial de costos de los recursos humanos. Tres elementos limitan este potencial dinamismo del sector en la Argentina (y le impiden dar ese salto).
Primero, el crecimiento que caracterizó al sector en sus inicios perdió potencia en un contexto de mayor competencia global.
Segundo, la histórica tirantez del mercado de recursos humanos se agudizó. Al déficit de 15.000 posiciones de IT, se suma la limitada disponibilidad de perfiles especializados. Esto restringe el crecimiento de las empresas locales medianas y la capacidad del país de atraer proyectos e inversiones de empresas globales.
Tercero, en los últimos años, el sector dio origen a empresas orientadas al desarrollo de productos, que hoy enfrentan el desafío de hacerse con el financiamiento y las capacidades (gerenciales y de inserción internacional) necesarias para apalancar su crecimiento y aumentar la vinculación con el entramado productivo local.
¿Hacia dónde ir? Tres documentos para discutir el futuro de la industria de software local
A veinte años de la creación del régimen de promoción sectorial —primero vigente bajo la Ley de Promoción del Software (2004-2019) y luego bajo la Ley de Economía del Conocimiento (2019-2029)— resulta imprescindible repensar las políticas para el sector. Para eso, es necesario hacerlo desde una perspectiva estratégica: promover actividades con mayor valor agregado y desarrollar las ventajas comparativas incipientes.
En el primer documento abordamos las dificultades que tiene la industria de software para ser medida (tanto a nivel global como en Argentina en particular). Luego, presentamos un análisis de la evolución de las principales variables económicas del sector a nivel local (empleo, ventas, exportaciones), poniéndolo en el contexto de la evolución del mercado global (y los desafíos que éste presenta para Argentina). Finalmente, realizamos una comparación de la evolución de la productividad del sector de software doméstico con un conjunto de países con los que Argentina compite.
En el segundo documento nos focalizamos en la evolución del ecosistema empresario local. Identificamos los rasgos de tres generaciones de empresas de software con perfiles y estrategias de crecimiento diferentes. Luego, nos enfocamos en aquellas que surgieron recientemente y buscan desarrollar productos para distintos sectores específicos de la economía. Partiendo de entrevistas a actores clave, el análisis se centra en el origen y especialización de este segmento de empresas, así como en sus estrategias de financiamiento, internacionalización y reclutamiento.
En el tercer documento presentamos los principales desafíos que enfrentan las empresas argentinas de software. En base a esto, señalamos, por un lado, la necesidad de repensar el régimen de promoción sectorial vigente. Esto debe hacerse tomando en consideración cuatro aspectos: mejorar las condicionalidades para esta política productiva; el direccionamiento de los beneficios; el desarrollo de fondos de inversión, y de mecanismos de transparencia. Por otro lado, la implementación de políticas complementarias al régimen, en relación con el financiamiento, la internacionalización, la vinculación con el entramado productivo y la formación y capacitación.