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El cambio climático es una realidad, ¿cómo nos preparamos para el mundo que se viene?
Argentina tiene una oportunidad con fecha de vencimiento para desarrollar su potencial en hidrógeno, insertarse de manera más inteligente en ese mercado y aprovecharlo para fomentar la transición hacia energías renovables puertas adentro.
Prepararse para el eventual despegue de esta tecnología es de bajo costo: tenemos los recursos y un camino recorrido. No estar preparado tendría un costo altísimo: cerrarnos las puertas. Contar con una ley es clave para mitigar los vaivenes políticos y macroeconómicos que podrían frenar la inversión.
Aunque avance más lento de lo necesario y muchos actores se resistan al cambio, la transición está en marcha y no se detendrá. Muchas tecnologías limpias ya son más competitivas que sus equivalentes fósiles y muchas otras están en pleno proceso de desarrollo, crecimiento en escala y reducción de costos. Más allá de los vaivenes políticos y los desafíos tecnológicos, el mundo que viene será, sin duda, más verde que el actual.
Para muchas actividades la solución está clara: electrificación, eficiencia energética y energías renovables. Pero hay sectores como el transporte pesado, la aviación o el siderúrgico y cementero, donde estas opciones no son técnica o económicamente viables y las alternativas recién se están desarrollando. Esto genera un escenario de incertidumbre para todos los actores implicados en el sector.
→ La mejor manera para abordar la incertidumbre es tomar decisiones que nos dejen bien preparados para enfrentar los distintos escenarios posibles.
Uno de esos escenarios es el escalamiento del hidrógeno de bajas emisiones como vector de descarbonización en sectores complejos. El hidrógeno y sus derivados pueden almacenar energía limpia y descarbonizar procesos industriales que no se pueden abastecer con electricidad. Sin embargo, desafíos económicos y tecnológicos aún irresueltos hacen que persistan dudas sobre el rol que efectivamente desempeñará en la transición energética.
Dimensión |
Condiciones habilitantes |
Desafíos |
Condiciones estructurales |
Condiciones geográficas excepcionales para la producción de hidrógeno de bajas emisiones |
Elevado costo del capital en un sector altamente intensivo en inversión |
Contexto productivo |
Base tecnológica e industrial preexistente en procesos relacionados al hidrógeno |
Menor avance frente a la región, sin proyectos de gran escala en operación. |
Avances institucionales |
Temprano inicio de regulación e interés legislativo multipartidario |
Falta de una política integral para el desarrollo del sector |
Capacidades del ecosistema |
Ecosistema consolidado y articulado en plataformas |
Limitada capacidad del ecosistema para incidir en la política pública y los procesos legislativos |
En este contexto, es necesaria una ley que de una señal de consenso sobre el apoyo al sector, que garantice condiciones para la radicación de inversiones y fomente el desarrollo local. Es una estrategia perfecta para un contexto de incertidumbre, porque tiene bajo costo y alta efectividad. Es simple, sin ella no entramos, con ella nos damos una chance.
La inserción de Argentina en el mercado del hidrógeno bajo en emisiones es tardía y ocurre en un contexto de condiciones macroeconómicas estructuralmente más desfavorables. Por ello, es preciso un régimen que contemple instrumentos que reduzcan el riesgo y acerque las condiciones locales a las que ofrecen países vecinos con los que compite por inversiones.
La integración de capacidades nacionales en la cadena de valor del hidrógeno permite generar empleo calificado, dinamizar proveedores nacionales, fomentar la transferencia tecnológica y construir una licencia social más sólida.
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