Las crisis forman parte del paisaje cotidiano de Argentina. Las herramientas para navegarlas, no tanto. Las políticas laborales anticíclicas hoy disponibles están dispersas y son poco efectivas. Proponemos la creación de un Sistema de Estabilización del Empleo y la Producción (SEEPRO) que unifica e introduce políticas de regulación, subsidio al salario y formación profesional para la protección de empresas y trabajadores en momentos de recesión. Este sistema permite a las empresas reducir la jornada laboral, suspender temporalmente o renegociar condiciones en tiempos de crisis, con el objetivo de preservar el empleo.

Ilustración: Papanika

¿Por qué son necesarias las políticas laborales anticíclicas?

En las últimas décadas el mundo del trabajo experimentó fuertes transformaciones a nivel global debido a la internacionalización del comercio y los nuevos desarrollos tecnológicos. Estos cambios acentuaron la exposición de las economías nacionales a crisis globales que impactan rápidamente en el empleo y la producción local. Ejemplos de ello fueron la crisis financiera de 2008-2009 y la pandemia de COVID-19, durante las cuales la intervención estatal fue crucial para amortiguar los efectos negativos sobre el trabajo y preservar las empresas.

En Argentina, el Estado desarrolló herramientas para enfrentar estas crisis, como el Programa de Recuperación Productiva (REPRO) y el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP). Sin embargo, estas medidas se implementaron de manera fragmentada y restrictiva. Esto resultó en una política laboral anticíclica volátil y poco efectiva.

Es necesario coordinar herramientas, unificar recursos y responder de manera integral ante futuras crisis. El SEEPRO intenta equilibrar las dificultades que atraviesan las empresas durante las crisis con la preservación del empleo, ofreciendo un sistema más previsible y efectivo. Esta propuesta busca ofrecer un sistema de «flexibilidad controlada» en el cual los empleadores puedan reducir jornadas, suspender contratos o ajustar condiciones laborales bajo acuerdo y control tripartito del Estado, empresas y sindicatos con la condición de conservar los puestos de trabajo.

¿Qué hicieron los países desarrollados para protegerse de las crisis internacionales?

No todos los países del G7 se vieron igualmente impactados por la crisis financiera de 2008-2009. Mientras que en Estados Unidos el empleo cayó casi un 4%, en Alemania se mantuvo. Los procedimientos de crisis fueron el factor diferencial para preservar el empleo en tiempos de recesión. Estos mecanismos permiten reducir temporalmente la jornada o suspender empleos bajo la condición de mantener los puestos.

Durante la pandemia, todos los países de la Unión Europea adoptaron o expandieron estos sistemas. Los procedimientos de crisis absorbieron casi el 80% de las perturbaciones de los ingresos y se evitaron aumentos drásticos en el desempleo. Y Alemania y Francia cubrieron más del 30% de su fuerza laboral en el punto álgido de la crisis.

Dos casos destacados: el sistema Kurzarbeit en Alemania y los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en España

Alemania 🇩🇪 implementó el Kurzarbeit en 1927, lo cual permitió a las empresas reducir la jornada laboral con apoyo estatal para los salarios perdidos. Esta medida fue crucial en crisis como las de 2008 y 2020. Existen variantes para adaptarse a distintos contextos, incluyendo modalidades de temporada y para trabajadores en teletrabajo. Durante el COVID-19, el Kurzarbeit fue mejorado por acuerdos colectivos que lograron mayores niveles de cobertura salarial.

España 🇪🇸 formalizó los ERTE en 1980. Tras reformas en 2010 y 2012, y con la creación del Mecanismo RED en 2022, los ERTE han evolucionado para permitir tanto reducción de jornada como suspensiones, además de incluir mecanismos especiales para sectores afectados a largo plazo. 

Ambos modelos demostraron ser efectivos para mitigar aumentos de desempleo durante la pandemia y sirven como ejemplo de “flexibilidad controlada” en la que las empresas y el Estado cooperan para estabilizar el empleo​.

¿Qué políticas laborales anticíclicas tiene Argentina y cómo funcionaron en tiempos de crisis?

En Argentina existen varios procedimientos e instrumentos diseñados para mitigar los efectos negativos sobre el empleo y las empresas. Las dos herramientas de mayor impacto son el Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) y el Programa de Recuperación Productiva (REPRO).

El Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) está destinado a situaciones de despidos o suspensiones masivas en empresas, especialmente cuando los problemas son causados por razones económicas, tecnológicas o de fuerza mayor. Aunque es un instrumento legal desde 1991, se utiliza principalmente como recurso de última instancia, cuando ya se ha producido una crisis en la empresa. No fomenta una actuación anticipada de las empresas ante la crisis ni ofrece incentivos efectivos para el mantenimiento del empleo. Además, carece de herramientas complementarias, como subsidios salariales o exenciones de contribuciones, que lo hagan más útil para las empresas en tiempos de dificultad.

El Programa de Recuperación Productiva (REPRO) ofrece subsidios salariales para ayudar a las empresas a mantener el empleo. Durante las crisis de 2008 y 2020 el REPRO tuvo una gran relevancia. Sin embargo, el programa no siempre respondió de manera efectiva a las crisis ya que no hubo una correlación directa entre los niveles de asignación del programa con la magnitud de las crisis, además de que no contempla instancias regulatorias como las del PPC. Además, existen herramientas prácticamente inutilizadas como la de Reestructuración Productiva o el descuelgue del convenio colectivo.

Los problemas más relevantes del mapa actual de herramientas locales son: su descoordinación, la desconfianza de los actores (tanto empresariales como sindicales), y la insuficiencia de incentivos para anticipar y prevenir las crisis. Además, estos procedimientos a menudo son reactivos en lugar de preventivos, lo que ha generado que no se logre una protección efectiva para el empleo ni un acompañamiento adecuado para las empresas durante los periodos de crisis.

¿Qué proponemos? El Sistema de Estabilización del Empleo y la Producción (SEEPRO)

El Sistema de Estabilización del Empleo y la Producción (SEEPRO) ofrece una respuesta integral y anticipatoria a las crisis, superando las limitaciones de los mecanismos actuales mediante un sistema centralizado y flexible que prioriza la sostenibilidad del empleo y el apoyo a la productividad.

El sistema propone una reforma en el sistema laboral que opera mediante dos etapas:

Etapa 1: Regulación

Se permiten medidas de flexibilidad controlada como reducción de la jornada, suspensiones y convenios de crisis. Esta puede durar seis meses o un año dependiendo del tipo de crisis. En esta instancia el salario de crisis es financiado por el empleador. Esta etapa debería ser suficiente para una recuperación pronta de la crisis.

Etapa 2: Reconversión

En caso de continuidad de la crisis, en la etapa de Reconversión se suma la posibilidad de postular a un subsidio al salario. En caso de aprobación, en esta instancia el salario de crisis puede ser financiado de manera mixta por el empleador y el Estado.

El SEEPRO introduce tres innovaciones clave:

Anticipación. Incentiva a las empresas a anticiparse a los efectos de la crisis sobre el trabajo mediante un esquema regulatorio con incentivos y previsible.

Concertación sectorial o regional. Incluye la negociación colectiva en un marco tripartito (Estado, empresas y sindicatos) tanto para el acuerdo como la supervisión del procedimiento. La sectorialidad y la regionalización de la negociación habilita un tratamiento de las solicitudes más rápidas y efectivas para cada empresa individual.

Formación profesional. Incluye un sistema de formación profesional optativo en caso de crisis coyunturales y obligatorio en caso de crisis de fuerza mayor o de adaptación tecnológica.

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