Es necesario transformar nuestra industria textil-indumentaria, partiendo de los activos que tiene y abordando las problemáticas que afronta. Esta propuesta incluye: una revisión del esquema de comercio exterior —y las barreras a la importación creadas en los últimos 15 años—, una propuesta de incentivos a la formalización, y un programa para garantizar un umbral mínimo de condiciones laborales. Marca un camino realista de transformación de una industria que emplea a muchas personas (y tiene que hacerlo con mejores condiciones) y que tiene la misión histórica de ser más competitiva. Dos objetivos que no pueden —ni deben— seguir siendo enemigos.
Ilustración: Clara Koppmann.
¿Qué hacer con nuestra industria textil-indumentaria?
La industria textil-indumentaria argentina tiene valiosos activos: capacidades productivas en diferentes eslabones, una presencia significativa en distintos rincones del país y es un sector que genera 300.000 empleos. Pero también enfrenta varios problemas en términos de competitividad, productividad y calidad, sin lo cual es imposible entender los altos precios de la ropa en nuestro país. Además, el empleo es de relativamente alta informalidad y las condiciones laborales son adversas, principalmente en el eslabón de la confección.
Es necesario un cambio que asegure la sustentabilidad de esta industria. Para ello, son necesarias políticas realizables, que logren escapar del péndulo entre una apertura indiscriminada a la importación que destruye empleos y capacidades productivas, y la protección del mercado a costa de precios altos para los consumidores. En las últimas décadas, ese péndulo ha dominado las decisiones de política hacia el sector por parte de los gobiernos nacionales.
Había tela para contar
Todos los documentos que integran la serie sobre la industria textil-indumentaria en la Argentina elaboran un diagnóstico minucioso e integral sobre el sector, del cual surgen conclusiones y lecciones que resultaron insumos valiosos a la hora de elaborar la presente propuesta de políticas. A lo largo de toda la serie se han estudiado diversos ángulos de la cadena —empleo, comercio exterior, precios, lo que pasa en el mundo y la región— y se han identificado una serie de importantes desafíos: abaratar la ropa hasta un nivel similar al contexto regional, aumentar tanto la productividad como la competitividad internacional de esta industria, incrementar sus niveles de formalidad y mejorar sus condiciones de trabajo.
Un diagnóstico de la industria en cinco puntos
- Nuestro país cuenta con capacidades locales en varios eslabones, desde el algodón pasando por la hilandería, la tejeduría, las tintorerías, el diseño y la confección de las prendas y la generación de marcas premium. Varios segmentos tienen potencial competitivo, como por ejemplo las prendas de punto o aquellas diferenciadas por diseño y calidad.
- La industria textil-indumentaria argentina emplea a casi 300.000 trabajadores, muchos de ellos con escasas posibilidades de reinsertarse exitosamente en otros rubros. Las condiciones laborales son inferiores a la media de la economía, en particular, en los talleres de confección domiciliarios.
- La informalidad laboral e impositiva es elevada en toda la cadena, y tomó vuelo a fines del siglo XX como mecanismo para competir ante las prendas importadas de Asia.
- La Argentina ha sido un mercado semicerrado para este tipo de productos, con elevadas barreras a la entrada de insumos y productos extranjeros. Esto ha encarecido las prendas y limitado una mayor calidad de los productos.
- Los precios de la ropa en la Argentina son más altos, en promedio, que en la región. Esto tiene dos impactos sociales concretos: i) los gastos en ropa pesan el doble en los presupuestos familiares que en la región; y, ii) las cantidades de prendas adquiridas son 22% menores al promedio regional, a pesar de que la Argentina es un país relativamente más rico. También favorece el turismo de compras en el extranjero, que tiene impactos negativos en las divisas, en la recaudación fiscal y en la actividad comercial.
La propuesta para la industria textil-indumentaria
¿Qué nos proponemos?
Una industria textil-indumentaria deseable para la Argentina debe ser más competitiva y formal que en la actualidad, menos dependiente de la protección comercial y menos cara para las y los consumidores. No se nos escapa que estos son objetivos que claramente presentan tensiones entre empleo, formalidad y competitividad/precios. Por ello esta propuesta fue pensada desde una perspectiva integral, pues busca abordar en simultáneo dichos objetivos.
Esta propuesta busca abordar dichos desafíos en un sendero sostenible en el tiempo a partir de la mejora del sistema de incentivos y la promoción de la especialización en aquellos segmentos en donde las ventajas competitivas son mayores. No hay magia: se requiere tiempo y voluntad de todos los actores para llevar a cabo la transformación del sector.
¿De qué hablamos cuando hablamos de sustentabilidad?
Nuestra propuesta de políticas públicas para reformar la industria textil-indumentaria argentina pone el foco en su sustentabilidad económica y social a través del tiempo.
- Por sustentabilidad económica nos referimos a lograr los incrementos de la competitividad necesarios para reducir la dependencia de la protección comercial —como ha sido en los últimos años—, para así converger hacia niveles de precios relativos similares a los de otros países del Mercosur e incluso desarrollar ciertos nichos exportadores latentes.
- Por sustentabilidad social nos referimos a que la industria mejore las condiciones de empleo de sus trabajadoras y trabajadores —hoy mayormente precarias— y que su funcionamiento no redunde en sobreprecios para las y los consumidores.
¿Cómo lograrlo?
Nuestra propuesta incluye una revisión integral del esquema de comercio exterior de esta cadena, una serie de incentivos a la formalización de la oferta y de la demanda de indumentaria, así como un programa para garantizar un umbral mínimo de condiciones laborales para los costureros que trabajan en talleres informales domiciliarios y sus familias. La dividimos en tres ejes, que, evidentemente, están interrelacionados. La política pública debe avanzar en los ejes aquí propuestos en sincronía y de manera coordinada.
Tres ejes principales
Eje 1. Revisión integral del esquema de comercio exterior
Objetivos
- Abaratar la ropa en el mercado local hasta converger a un esquema de precios relativos de las prendas similar al de Brasil (18% menores a los actuales).
- Mejorar la relación precio-calidad en el mercado local a través de un incremento de la oferta y la variedad de insumos y productos.
- Mejorar la previsibilidad del comercio exterior para los actores de la cadena al minimizar el uso de instrumentos discrecionales y al focalizar las medidas para-arancelarias en aquellas que promuevan la formalidad y la mejora de los estándares productivos y ambientales.
- Ganar especialización al priorizar el surgimiento de economías de escala en aquellos segmentos que actualmente tengan mayores capacidades consolidadas.
Acciones recomendadas
- Realizar una revisión integral de los derechos de importación de insumos y productos de esta industria, con dos criterios generales como guía:
- Reducir al mínimo los aranceles en aquellos insumos y productos que ya no se fabrican en la Argentina o se fabrican muy por debajo de las necesidades locales.
- Priorizar la baja en aquellos productos con mayores sobreprecios respecto de la media regional, a partir de la magnitud de los diferenciales de precios.
- Eliminar el impuesto PAIS a la importación. En la actualidad, dicho impuesto actúa como un sobrearancel del 7,5%, que encarece tanto los productos importados como la producción
nacional que utiliza insumos extranjeros. Para evitar efectos indeseados sobre la competitividad, es necesario elevar el tipo de cambio de forma proporcional. - Evitar el uso de herramientas discrecionales que dificulten el comercio exterior de esta industria, como las LNA (licencias no automáticas), que han sido altamente discrecionales al depender de la autoridad política de turno.
- Diseñar e implementar selectivamente medidas para-arancelarias que propicien una mejora de las prácticas productivas, la formalidad, la calidad y el cumplimiento de estándares ambientales de esta industria.
Eje 2. Incentivos para mejorar los niveles de competitividad y formalización
Objetivos
- Mejorar la competitividad de la industria textil-indumentaria local.
- Incrementar la formalidad de la cadena.
Acciones recomendadas
- Reducir los costos laborales no salariales, a través de la combinación de un régimen de contribuciones patronales para el conjunto de pequeñas empresas y, para las empresas medianas y grandes de la confección, de Aportes no Reembolsables (ANR) que subsidien hasta el 10% de las contribuciones patronales.
La sumatoria de ambos instrumentos —regímenes para pequeñas empresas y ANR— permitiría subsidiar parte de las contribuciones patronales de 58.000 de los 101.000 empleos asalariados formales que tuvo esta industria en 2023. A su vez, los instrumentos permitirían reducir el costo laboral de la industria textil-indumentaria en 6,3% (11,8% en la confección y 2,9% en el eslabón textil
Establecer beneficios tributarios para mejorar la competitividad de la cadena textil-indumentaria, a través de:
Eliminar el impuesto a los débitos y créditos y transformarlo en un sistema de recaudación como pago a cuenta de otro impuesto —puede ser IVA o ganancias—.
Negociar reformas con todas las administraciones provinciales para reducir las alícuotas provinciales de los impuestos sobre los ingresos brutos.
- Crear un programa de beneficios universal para formalizar la demanda minorista de ropa, para estimular el crecimiento de las operaciones formales de compra-venta de indumentaria y productos textiles de origen nacional. La propuesta busca aprovechar la oportunidad que brinda el fenomenal crecimiento de los medios de pago digitales para transformar la comercialización minorista de indumentaria en nuestro país y amplificar el tamaño del mercado formal, a expensas del informal.
Eje 3. Integración socioproductiva
Objetivos
- Mejorar las condiciones de vida de las y los trabajadores de los talleres informales domiciliarios y sus familias.
- Extender el piso mínimo de formalidad impositiva y laboral.
- Mejorar la productividad del actual eslabón informal.
La confección de ropa emplea a 186.000 personas en la Argentina, de las cuales 134.000 (72%) se desempeñan en la informalidad. El 83% del empleo informal en este eslabón, equivalente a unas 111.000 personas, tiene lugar en unidades productivas de menos de cinco trabajadores/as.
Acciones recomendadas
- Promover polos de confección de ropa habilitados para garantizar un umbral mínimo para los trabajadores informales domiciliarios no absorbidos por las fábricas formales ni pasibles de reconversión a otros sectores. Se trata de una política de integración socioproductiva que deben impulsar los gobiernos locales (en particular CABA y algunos municipios del conurbano bonaerense). Incluye una serie de acciones para lograr el lanzamiento de nuevos polos y otras para consolidar su funcionamiento en el tiempo.