La presencia de una pandemia generalizada a nivel global desafía los espacios de toma de decisiones políticas, pues los sistemas de salud se ven expuestos a situaciones extremas no planificadas ni imaginadas en ningún escenario de programación sanitaria, para las que deben desarrollar respuestas inusuales de manera rápida y efectiva. Tales desafíos son mayores en sistemas sanitarios como el argentino –segmentado en tres subsectores (público, privado y de la seguridad social), y descentralizado hacia niveles subnacionales (provinciales y municipales)– cuando se requiere coordinar la capacidad de maniobra en la urgencia de burocracias provinciales no siempre familiarizadas con los espacios de cooperación interprovincial que claramente demanda una pandemia.
La descentralización de políticas es a menudo una fortaleza de los sistemas federales, ya que permite la adaptación a las circunstancias locales, el aprendizaje y la experimentación. Sin embargo, esa diversidad implica, al mismo tiempo, importantes desafíos de coordinación que pueden llegar a perjudicar la implementación de una estrategia de salud nacional, sobre todo, en aquellos contextos de emergencia que requieren respuestas articuladas y oportunas.
Las políticas del sector salud desplegadas tempranamente a nivel mundial se rigieron por una serie de imperativos, entre los cuales se destacan los de salvar la mayor cantidad de vidas posibles; contener la transmisión; reorganizar progresivamente los servicios; velar por la seguridad y la protección del personal de salud; activar toda la red de servicios, de modo de utilizar los recursos de la manera más eficiente; y garantizar la comunicación y la información a las autoridades y a otros interesados para sensibilizar y capacitar al personal de salud, así como empoderar a la población en la respuesta a la emergencia (OMS, OPS, 2020).
En el marco de estos imperativos, el rastreo de contactos estrechos se encuentra dentro del menú de intervenciones más recomendadas por los especialistas y los organismos especializados para interrumpir las cadenas de transmisión y reducir la mortalidad causada por el COVID-19.
El rastreo de contactos estrechos es el proceso de detectar, evaluar y decidir qué hacer con las personas que se han expuesto a la enfermedad a fin de evitar que la transmisión continúe. Cuando esta medida se aplica sistemáticamente, interrumpe la cadena de transmisión de una enfermedad infecciosa y, por lo tanto, representa un instrumento esencial de salud pública para controlar los brotes epidémicos infecciosos. El rastreo de contactos en relación con el COVID-19 implica localizar a las personas que puedan haber estado expuestas a la enfermedad y seguirlas diariamente durante 14 días a partir del último momento de exposición (OMS, 2020).
La generación de los centros de rastreo de contactos estrechos tiene como fin fortalecer el sistema de vigilancia epidemiológica existente a través de la relación entre la detección de casos mediante testeos y el monitoreo del cumplimiento del aislamiento, así como del seguimiento de los casos leves y el cuidado y la eventual internación de los casos graves.
Entre los aspectos centrales para definir una estrategia de rastreo de casos se identifican: i) contar con mecanismos claros de flujo de información entre diferentes niveles de la red de atención; ii) poseer recursos humanos capacitados y suficientes; iii) establecer prioridades de atención; y iv) lograr una comunicación clara que brinde información y tranquilice a la población, a la vez que ofrezca información sobre conductas de riesgo y promoción de pautas racionales de interacción, tendientes a abrir canales para la consulta de dudas, problemas y resolución de las necesidades.
Más allá de las recomendaciones sobre el tema elaboradas por el gobierno nacional para los equipos de salud, en la Argentina el diseño y la implementación de las estrategias de rastreo quedaron bajo la órbita de los gobiernos provinciales. Como resultado de ello, en el país se identifican diversos modelos de centros de rastreo, con diferentes intensidades y performances. El objetivo del presente documento es retomar los hallazgos y los aprendizajes de algunas de estas estrategias para sistematizar las recomendaciones que puedan colaborar en su implementación futura.