Argentina atraviesa una reconfiguración profunda de su mapa energético y productivo. Mientras Vaca Muerta concentra inversiones y protagonismo, la Cuenca del Golfo San Jorge vive un proceso de declive: caída del empleo, cierre de PyMEs y erosión de las finanzas provinciales. Esta crisis no es un fenómeno aislado. Es un nuevo capítulo de los clásicos ciclos de auge y caída de las economías basadas en hidrocarburos, ahora intensificados por la transición energética global. ¿Cómo gestionar de forma anticipada, ordenada y justa las transiciones postfósiles, antes de que los costos sociales y territoriales se vuelvan irreversibles?
En colaboración con:
Lecciones para una reconversión
Basta revisar la historia de otras ciudades petroleras, nacionales e internacionales, para recordar las consecuencias de una reconversión sin planeamiento. Lo vivimos hace 30 años, en Cutral Có y Plaza Huincul, con la privatización de YPF, y se está gestando algo parecido en Comodoro Rivadavia.
Comodoro fue la primera ciudad petrolera de Argentina: casi 120 años de explotar el recurso generó trabajo, inversiones y crecimiento. En 2012, la ciudad tenía 7 puntos de empleo registrado más que el promedio nacional, pero hoy la realidad es diferente.
La Cuenca del Golfo San Jorge se enfrenta a un desafío de reconversión productiva. Tras más de un siglo de potenciar la vida económica y social de la Patagonia, su producción hidcrocarburifera cayó un 33% en gas y un 20% en petróleo entre 2017 y 2025. El impacto es palpable en el empleo directo, indirecto y en las regalías provinciales. Esta dinámica está asociada al ascenso de Vaca Muerta, cuya competitividad en costos y eficiencia operativa la convirtieron en el principal polo de atracción de inversiones del sector, desplazando a las cuencas maduras de la Argentina.
Vaca Muerta va a seguir siendo uno de los motores de la economía argentina, pero hay que pensar en el después. Si no empezamos a gestionar el futuro, si no planificamos las transiciones antes de que llegue el su pico, la historia va a seguir siendo la misma.
Hacia una transición justa en Comodoro Rivadavia
La transición de Comodoro Rivadavia puede convertirse en un laboratorio de política pública para América Latina: un ejemplo de cómo gestionar el fin del petróleo no como pérdida, sino como punto de partida hacia un nuevo contrato territorial más justo, resiliente y sostenible.
El desafío no es simplemente administrar el final de un ciclo: es redefinir el modelo de desarrollo regional sobre nuevas fuentes de valor y cohesión social. Esto exige liderazgo político, continuidad institucional y mecanismos de aprendizaje y monitoreo que permitan ajustar las políticas en el tiempo.
Las experiencias estudiadas nos enseñan que una transición socioproductiva justa para la región requiere de planificación temprana, identificación de sectores con potencial, coordinación entre gobiernos, empresas, sindicatos y comunidades, capacidad institucional local y mecanismos de gobernanza participativos. El desafío no es simplemente administrar el final de un ciclo, sino redefinir el modelo de desarrollo regional sobre nuevas fuentes de valor y cohesión social.
La Cuenca del Golfo de San Jorge tiene oportunidades de una reconversión productiva, sostenida en la valorización de recursos pesqueros, mineros y turísticos, así como en la expansión de las energías limpias. Pero la recuperación económica y social es un proceso prolongado, que puede extenderse por décadas incluso en los casos considerados exitosos.