Trabajar y tener un hijo parece tarea imposible cuando se empiezan a hacer cálculos. ¿Es un problema privado e íntimo? El marco legal de una asimetría de género.
Una trabajadora hace un tiempo está pensando en tener un hijo. Se pregunta si es el momento oportuno porque le empezaron a dar más responsabilidades y duda si esto puede ser un obstáculo. Se acuerda cuando le preguntaron en la entrevista de trabajo para el puesto si tenía planes de tener familia y no supo qué era conveniente responder (¿a su pareja le habrían hecho la misma pregunta?). Unos meses después, está embarazada y el algoritmo le sugiere una nota de The Economist: ve el dato de que el 25% de las mujeres abandonan el trabajo el primer año después de ser madres, y que el 15% no se reincorpora incluso diez años después. Se pregunta si será su caso.
Inicia los trámites de la licencia por maternidad y piensa cómo va a ser ese momento. Ya sabe que tiene sólo 90 días, y que su pareja está en peores condiciones: su licencia depende de dónde trabaje. Si tiene muchísima suerte, puede llegar a tener alrededor de un mes, pero la mayoría no la tiene. La Ley de Contrato de Trabajo (Ley N° 20.744, 1974) otorga noventa días por maternidad y sólo dos días por paternidad. Ah, y mejor que nazca de lunes a jueves porque los días son corridos.
Le resuena de nuevo el dato de The Economist mientras empieza a pensar dónde va a dejarlo cuando vuelva a trabajar. Se acuerda que una amiga le pasó un mapa para buscar jardines. Encuentra cinco cerca de su casa, pero la mayoría son privados. ¿Cuánto puede salir? Googleando encuentra que el valor mensual estimado de crianza de niños y niñas de 1 a 3 años en julio es de $418.064 (INDEC, 2024). Empieza a hacer cuentas. Un familiar le había dicho que en el Poder Ejecutivo hay reintegro mensual por gastos de guardería o jardines maternales, Busca si hay algo similar en su empresa porque es grande como un ministerio. Sin embargo, no encuentra ninguna política al respecto. Vuelve a los números y el algoritmo, que no le ayuda, le tira el informe que dice que si vuelve a trabajar ganará, por hora, 33,7% menos que el padre. Quiere soltar la economía un rato y centrar su atención en la lactancia. Cómo quiere sostenerla cuando se reincorpore: googlea precios del kit. Lo sum a las cuentas. Ahora el algoritmo, que no se cansa, le pone en pantalla el informe sobre lactancia y trabajo y da con el dato de que 3 de cada 10 mujeres afirman que la lactancia y extracción de leche disminuyó su potencial de desarrollo dentro de la entidad.
Algunos pensarán que esos dilemas y preocupaciones son asuntos de la vida privada y tienen que resolverse con arreglos entre familias, pero no. Esas necesidades no deben ni tienen que ser resueltas únicamente al interior de los hogares: hay actores que intervienen y deben hacerlo para resolverlas. ¿Cuáles? La economía feminista eligió la figura de un diamante para mostrar que, por un lado, hay cuatro vértices que representan las responsabilidades diferenciadas en la organización social del cuidado: el Estado, la familia, el sector privado y la comunidad. Y, por el otro, el diamante simboliza el valor que tienen esas tareas para la sostenibilidad de la vida y del desarrollo de un país. Si no se distribuye la carga de esas tareas de manera equitativa, ese diamante pierde su simetría.
Hoy gran parte de la demanda de cuidados es resuelta por los hogares y, dentro de estos, por las mujeres. ¿Qué consecuencias tiene? Se genera un círculo vicioso y no virtuoso entre cuidados, pobreza, desigualdades sociales y de género que limitan la autonomía de las mujeres y, por lo tanto, el desarrollo económico. Basta ver los números para verificarlo: según el Índice de Igualdad de Género, Trabajo e Ingresos (IGTI), elaborado por Fundar, ninguna provincia alcanzó la igualdad de género y la tasa de actividad es el indicador más desigual. El último dato de INDEC muestra que la diferencia entre la tasa de actividad de mujeres y varones es de 17,2 puntos porcentuales, pero se amplía a 29,2 si se ve la situación de quienes tienen hijos de hasta 6 años. Algo parecido pasa con el empleo: 9 de cada 10 varones padres de niños de hasta 6 años tiene trabajo, mientras que entre las mujeres madres el número baja a 6 de cada 10 (EPH-INDEC, 1er trimestre 2024).
¿Cuáles son esas responsabilidades diferenciadas y qué aporte hicieron para corregir esa asimetría?
- ¿Alguien puede pensar en los niños? La obligatoriedad escolar según Ley 26.206 (2006) inicia, en Argentina, a los 4 años de edad. Según el último dato disponible del Mapa Federal del Cuidado, sólo 4 de cada 10 niños menores de 3 años asisten a un establecimiento escolar. Entonces, desde los 45 días a los 3 años, ¿los cuida el mercado? En realidad, no: quedó demostrado que llegan unos pocos. Por eso, para corregir las “fallas de mercado” el Estado nacional construyó, entre 2016 y 2019, 243 Espacios de Primera Infancia y 116 Centros de Desarrollo Infantil, CDI, entre 2020 y 2023.Pero pasaron cosas: según datos recientes de ACIJ, los programas de educación son un 43,7% menores al año pasado: el de Construcción de Jardines Infantiles bajó su presupuesto en 43% y el de Infraestructura Escolar en -63,5%. Por otro lado, el último informe de La Cocina de los Cuidados advierte que los tres programas de ampliación de infraestructura infantil continúan con ejecuciones presupuestarias cercanas a 0 (cero), consecuencia de la paralización de la obra pública que afecta a los 316 Centros de Desarrollo Infantil que esperan su finalización. Lo mismo ocurre con el Plan de apoyo a la primera infancia, financiado con crédito BID, que apoya el mantenimiento de los espacios (16% de ejecución).
A esto se suma la eliminación del Programa Registradas que facilitó la contratación de más de 34 mil trabajadoras de casas particulares a familias de ingresos bajos y medios entre 2021 y 2023. Además, se discontinuó el programa de entrega de kit de lactancia en el marco de la Ley de los 1.000 días (N° 27.611, 2020). Los kits se distribuían a través de Centros de Atención Primaria de la Salud de cada provincia a poblaciones priorizadas.
- Sector privado y cuidados ¿asunto separado? Hace más de dos años, el Decreto 144/2022 reglamentó el artículo 179 de la Ley de Contrato de Trabajo. Ahora, las organizaciones con 100 o más trabajadores deben contar con espacio de cuidado para niños de entre 45 días y 3 años que estén a su cargo durante la jornada laboral. Para el cumplimiento de esto, existen distintas alternativas: ofrecer el espacio, asociarse con otras empresas de cercanía, subcontratar espacios de cuidado o establecer el pago de una suma no remunerativa en concepto de reintegro de los gastos de cuidado. Si consideramos que en nuestro país hay 10.005 empresas de más de 100 personas trabajando y 615 parques industriales, es fundamental avanzar en su implementación, adecuación y fiscalización. No se conocen datos sobre avances en ese sentido.
- Dos días en el puerperio. No hay dudas de que el régimen actual de licencias parentales es insuficiente: por eso, el Congreso recibió más de 50 iniciativas de diferentes partidos políticos que propusieron distintos tipos de reformas. Una síntesis de esos proyectos vio la luz en un dictamen para la ampliación de las licencias familiares de la Cámara de Diputados el año pasado, pero no prosperó. Si bien se han presentado nuevos proyectos este año, no se avanzó en ese debate.
- La deuda es con las cuidadoras comunitarias. Poco se sabe de un sector que es clave en la provisión de cuidados y que no obtiene el reconocimiento como tal. Volviendo al informe de La Cocina de los Cuidados, además del recorte en la provisión de alimentos, las trabajadoras del sector sufren la pérdida del poder adquisitivo producto del congelamiento del Potenciar, sin pensar otras políticas que puedan resolver aún mejor las demandas de este sector.
¿Y ahora? ¿Quién podrá ayudarnos? Si los programas se recortan y las opciones disminuyen, la crianza recae cada vez más sobre las espaldas, el trabajo y el tiempo de quienes maternan. Si el diamante sigue perdiendo su forma y su valor, cada día hay menos respuestas a estas preguntas, pero una certeza: nadie nivela la cancha sola. Dejar de invertir en estas políticas no reduce privilegios políticos, sino que te afecta a madres, padres e hijos y eso limita el crecimiento de todos como país.
Esta columna fue publicada originalmente en Cenital el 30 de agosto de 2024.