Monitor de barrios populares

Las políticas sociales no sólo tienen como tarea contener a las familias, sino también posibilitar un futuro. En este sentido, el cuidado de los hijos para que puedan desarrollarse e integrarse activamente a la vida social es fundamental. Para llevar adelante esta tarea, las familias movilizan recursos que obtienen del mercado, de la comunidad y del propio Estado a través de sus políticas. Este trabajo busca conocer la percepción que tienen los hogares de barrios populares del AMBA sobre la red de servicios públicos existente y cómo esta ayuda (o no) en esta tarea fundamental de cuidado.

Un documento escrito por el Instituto Universitario CIAS junto con Fundar.

Ilustración: Micaela Nanni

Generar las condiciones para la movilidad social ascendente

Fomentar el desarrollo pleno de los hijos requiere que las familias cuenten con recursos para acompañar su crecimiento. Las políticas sociales actuales proveen una red de contención que sostiene las necesidades básicas, pero la percepción de las familias es que la red de servicios públicos no está dando respuestas a las necesidades y problemas que ellas experimentan en la crianza.

Lo que está en juego no es sólo el sostenimiento actual de las familias, sino la posibilidad de que estas inviertan en el cuidado y creen oportunidades de futuro para quienes están creciendo. Si bien es necesario sostener y mejorar los esquemas de transferencias de ingreso, también lo es ir más allá de estos. Hace falta priorizar la inversión en servicios de infraestructura que garanticen el acceso a la educación, la salud, la seguridad, la cultura y el deporte, aspectos clave para el desarrollo pleno.

El monitor social: un estudio cualitativo del impacto de la inversión social

Para identificar los problemas del sistema actual de inversión social y pensar cambios a futuro no es suficiente con mirarlo “desde arriba” y ver la composición de la inversión o su cobertura. Es también imprescindible hacer el camino inverso y analizar las políticas públicas partiendo desde los lugares donde adquieren realidad para las personas.

Por eso, el Instituto Universitario CIAS y Fundar decidimos complementar el trabajo realizado en el Mapa de políticas sociales con este informe territorial. Para ello, se realizó una encuesta a más de cuatrocientas familias y entrevistas semi estructuradas a catorce referentes comunitarios de cinco barrios del AMBA.

Este trabajo indaga sobre cómo las familias utilizan y evalúan las políticas sociales en función de los procesos de crianza que realizan. Abordar el tema desde esta perspectiva implica examinar la contribución que estas políticas realizan a la actividad de crianza y a sus resultados, es decir a promover el desarrollo de una vida autónoma y la integración de los niños a la vida social.

¿Qué rol cumplen los programas sociales en los barrios populares?

Las familias dedican la mayor parte de su tiempo a tareas de cuidado

Si analizamos el uso del tiempo en los hogares encuestados, vemos que destinan una enorme cantidad de horas diarias en el cuidado de menores a cargo. Las exigencias de estas tareas no remuneradas limitan la inserción activa en el mercado de trabajo de sus responsables (casi en su totalidad mujeres). En este escenario, los planes sociales operan como una herramienta de activación laboral proporcionando alternativas de trabajo, fundamentalmente comunitario, en horarios compatibles con la crianza.

Para subsistir los hogares de barrios populares combinan ingresos de distintas fuentes

Las familias de los barrios populares utilizan recursos provenientes de distintas fuentes para obtener los bienes y servicios que necesitan para cuidar. En casi la totalidad de las familias encuestadas (95%) al menos uno de sus miembros obtiene ingresos por la realización de algún tipo de actividad laboral. En el 78% de los casos éstos provienen del mercado de trabajo, el resto de transferencias estatales asociadas con tareas comunitarias financiadas, sobre todo, a través del programa Potenciar Trabajo. Las familias complementan estos ingresos con la AUH (70%), la Tarjeta Alimentar (49%) y programas para jóvenes (sobre todo PROGRESAR 7%).

Este conjunto de recursos son hoy imprescindibles para las familias. Cualquier alteración brusca en los niveles de ocupación, en el valor de las transferencias, o en la disponibilidad de alimentos las expone a un punto límite. Tal como sugiere el Mapa de políticas sociales 2023, las entrevistas apoyan la necesidad de sostener una red de contención en la situación actual. Su eliminación o licuación pone en riesgo a las familias.

¿Con qué recursos cuentan las familias de los barrios populares?

El rendimiento del tiempo de trabajo de las familias, tanto remunerado como no remunerado, depende no sólo de los recursos corrientes disponibles sino también del capital físico y humano que ellas han logrado acumular.

Vivienda

En términos de capital físico, el primer rasgo que se destaca es el de la precariedad de las viviendas. Las entrevistas la describen como un fenómeno que se acumula intergeneracionalmente. Los hijos no abandonan la casa sino que construyen en el mismo terreno. Es común encontrar tres, o incluso cuatro generaciones, viviendo en el mismo predio.

La precariedad de la vivienda no solo se expresa en la falta de autonomía y privacidad, también se siente en la crianza de los hijos. La casa no es un lugar en donde puedan desarrollar sus actividades y, como alternativa, frecuentemente solo queda el espacio público.

Capital humano y capacidades acumuladas

A la precaria infraestructura se añade entonces, una historia de baja acumulación de capital humano, en términos del propio cuidado familiar y escolaridad, en los adultos responsables. Además, así como la inversión en infraestructura debe postergarse para cubrir los gastos corrientes del cuidado, también la inversión en el propio capital humano de las personas responsables de cuidado debe postergarse por insuficiencia de tiempo e ingresos.

Por un lado, la encuesta muestra que las responsables de hogar dejaron su casa de origen a edades tempranas. Casi la mitad (46,2%) se fueron antes de los 18 años y el 60% antes de los 19, postergando estudios y proyectos. La salida del hogar se explica por la maternidad temprana en un 56% de los casos y, en un 13% por conflictos familiares.

Por otro lado, si bien las responsables de hogar y sus cónyuges mejoran los niveles educativos de sus padres, más del 70% sigue sin terminar no finalizaron los estudios secundarios.

¿Qué rol cumple la infraestructura pública para las familias de los barrios populares?

Ninguna familia podría desarrollar las capacidades de sus miembros solo con recursos (físicos y humanos) propios. El logro de los niveles educativos esperados, el cuidado de la salud y la sociabilidad, requieren de infraestructura y servicios públicos a los que las familias puedan acceder. La disponibilidad de este capital es tanto o más crítica para su actividad que el propio capital familiar.

En los últimos años, las políticas de integración sociourbana de barrios populares comenzaron a ganar lugar en la agenda de las políticas públicas. Su sostenimiento y ampliación es imprescindible para que las familias puedan llevar adelante procesos logrados de crianza. De hecho, los problemas de infraestructura y el acceso a servicios básicos aparecen en el lugar más alto de las preocupaciones de las familias. Y, con diferencias según el barrio, de poder elegir y priorizar el tipo de ayuda e inversión, eligen que sea en infraestructura y servicios.

El relevamiento muestra los serios problemas que las familias ven en cuatro servicios fundamentales: escuela, salud, seguridad y espacios de sociabilidad. Según su percepción, sus necesidades no encuentran respuestas suficientes en estos servicios, tan fundamentales en los procesos de crianza y cuidado.

Escuela

Entre los servicios que las familias consideran prioritario mejorar, los educativos figuran en primer lugar. En la mirada de los responsables de cuidado y de los adolescentes, las escuelas aparecen desbordadas y, en muchos casos, no brindan una educación que permita desarrollar capacidades y ampliar oportunidades. El problema más señalado son las reiteradas interrupciones de la actividad escolar producidas principalmente por paros y ausentismo docente.  El otro es la violencia. Se describen instituciones en las que las relaciones de autoridad están muy debilitadas, con poca capacidad para prevenir y controlar situaciones de violencia cotidiana.

Salud

Como segunda prioridad, se mencionan los servicios de salud. En esta área los problemas se focalizan en la dificultad para acceder a turnos y en la falta de personal e insumos en los centros de salud más cercanos. Para la familia, atender los problemas de salud se vuelve una tarea costosa, que involucra traslados hacia zonas alejadas. En este marco se hace difícil sostener tratamientos prolongados.

Espacios de sociabilidad

Los testimonios dan cuenta que los espacios intencionalmente organizados para la sociabilidad tienen una relevancia equivalente a la de la escuela y el centro de salud. Si bien las organizaciones comunitarias buscan suplir la falta de estos espacios, la calle y la esquina siguen siendo los lugares más habitados por adolescentes y jóvenes. Esto los expone a un ambiente atravesado por la violencia y la inseguridad. Las políticas existentes y los esfuerzos que realizan las organizaciones comunitarias necesitan ser llevadas a otro nivel para garantizar no sólo una mayor cobertura, sino también una propuesta de calidad que resulte atractiva.

Ocho lineamientos para fortalecer las políticas públicas

Partiendo de los resultados obtenidos, presentamos ocho lineamientos para fortalecer las políticas públicas y programas sociales en los barrios populares.

  1. Fortalecer los programas de transferencias, que mantiene a las familias en funcionamiento.
  2. Sostener y profundizar la inversión en infraestructura urbana y servicios básicos.
  3. Mejorar y fortalecer las escuelas, un aspiracional relevante a la hora de pensar en la movilidad social ascendente.
  4. Mejorar y fortalecer los centros de salud.
  5. Invertir en espacios de socialización y recreación (deportes y cultura).
  6. Invertir en seguridad como parte de una política de desarrollo y de recuperación del espacio público.
  7. Invertir en quienes cuidan: fortalecer los  espacios y oportunidades para el desarrollo de las personas responsables por el cuidado.
  8. Fortalecer (no debilitar) las capacidades estatales en sus distintos niveles y sectores así como de los mecanismos de coordinación, articulación y gobierno.

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