Introducción general
En el año 2015, los países pertenecientes a Naciones Unidas acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Con ellos se propusieron reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para intentar limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2ºC en este siglo. En Argentina, la mayor cantidad de emisiones provienen del sector energético (MAyDS, 2019), por lo cual repensar nuestra matriz energética toma mayor relevancia.
La transición energética en Argentina ha sido ampliamente estudiada, pero en ningún caso abordando el problema desde el enfoque de la triple sostenibilidad, cuyo principal reto es lograr, en simultáneo, sostenibilidad social, macroeconómica y ecológica (CEPAL, 2021; Dourojeanni, 1999; Gallopin, 2006; Möhle y Schteingart, 2021). Esta carencia dificulta la comparación con otros países tanto del sur como del norte global. Además, no disponer de herramientas que permitan visualizar la complejidad del problema para países periféricos conlleva a la toma de decisiones de política económica con información incompleta. Teniendo en cuenta esta complejidad surge el interés de profundizar y conocer cuál es el estado de la transición energética de Argentina.
Características específicas del proyecto
La descripción del proceso conocido como transición energética, que en definitiva refiere a un cambio de paradigma en el sistema de provisión de energía en un territorio particular, requirió de la definición conceptual y operativa de cuatro dimensiones que se utilizaron siguiendo a Vanegas Cantarero (2020). Las dimensiones fueron:
- Seguridad energética
- Sostenibilidad ambiental
- Democracia y ciudadanía
- Justicia
Si bien Vanegas Cantarero hace una propuesta de indicadores para estas dimensiones, fue necesario revisar cuáles de ellos eran posibles de construir y cuáles reflejaban información útil para representar el fenómeno de la transición energética en nuestro país en particular.
A partir de allí que cabe aclarar que no existe una única fuente de datos. Los de seguridad energética se construyeron a partir de los Balances Energéticos Nacionales que produce la Secretaría de Energía de la Nación, disponibles de forma armonizada desde 1960 hasta 2021. Estos balances, que no son otra cosa que cuadros de doble entrada por año, fueron trabajados para obtener una base de datos con toda la información y poder trabajarla como series de tiempo. Otras fuentes que se usaron para esta dimensión son la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. (CAMMESA) y el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
Los datos de la dimensión de sostenibilidad ambiental se obtuvieron del Global Carbon Project, los de democracia y ciudadanía de la Universidad Torcuato di Tella (UTDT) y la Dirección Nacional Electoral del Ministerio del Interior. Por último, los datos de la dimensión justicia se obtuvieron de distintas fuentes como son la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial, la International Telecommunications Union y del Varieties of Democracy (V-Dem) Project.
Una vez armados todos los indicadores se realizó una descripción del avance de cada una de las dimensiones incluyendo hechos históricos que busquen explicar cuestiones que se observan en la evolución de los indicadores. A modo de ejemplo, al analizar la evolución de la participación de las energías renovables en la oferta interna de energías primarias, se identifica que el año donde más crece la participación de las renovables coincide con la reglamentación de la ley Nº26.093/06 sobre regulación y producción de biocombustibles, una política pública específica orientada a cambiar la matriz energética.
Implicancias para la sociedad
Nuestro país se comprometió a disminuir la degradación ambiental a través de acuerdos internacionales. A la vez, al ser parte de lo que se conoce como el Sur Global, no debe descuidar otros aspectos como la mejora de la sociedad y la sostenibilidad macroeconómica. Entonces, la importancia del estudio de la transición energética bajo el enfoque planteado de la triple sostenibilidad radica en dos cuestiones:
- El Estado se posiciona mejor si conoce qué está haciendo y cuáles son las estrategias que mejoran o hacen avanzar la transición energética.
- Los datos, la información y este tipo de estudios permiten a la sociedad conocer mejor qué hace el Estado y qué no.
Durante el trascurso de este proyecto compilamos y armonizamos los datos de los balances energéticos nacionales en una base. A partir de estos datos se construyeron cuatro indicadores específicos y se recolectaron otros once. Con toda esta información se obtuvieron los dos primeros subproductos de esta beca:
- Un artículo en las Jornadas I+D bonaerenses (Eficiencia Energética) de la CIC-PBA, donde se detallan cada uno de los indicadores. [Aún no publicado]
- Una base de datos que estamos terminando de pulir para lanzar y dejar accesible para cualquiera que la quiera utilizar.
Con esta información hicimos el análisis de la transición energética desde el enfoque de la triple sostenibilidad. Argentina pareciera estar avanzando de forma positiva en tres de las cuatro dimensiones (seguridad energética, sostenibilidad ambiental y justicia). Esto no quiere decir que hacia lo interno de cada dimensión todos los indicadores tengan evoluciones favorables. Por ejemplo, la dependencia de las importaciones energéticas se ha acrecentado en los últimos 10 años. Todo esto se podrá encontrar en:
- Un artículo en las Jornadas de Investigadores en Formación de la FCEyS-UNMDP, sobre la evolución de la seguridad energética argentina. [Aún no publicado]
- La tesina de graduación que me encuentro en proceso de elaboración.
A futuro, esperamos poder armar un tablero para lograr visualizar estas dimensiones y de esta manera colaborar con el control ciudadano además de crear una herramienta útil para el Estado a la hora de definir planes de acción y políticas públicas eficientes para el avance de la transición energética.