El empleo en la industria textil-indumentaria

Son muchas las manos que intervienen en la  creación de una prenda: el mayor aporte de la industria textil-indumentaria es la cantidad de empleo que genera. En 2022, eran más de 519.000 personas en toda la cadena, del primer al último eslabón. Ahora, ¿cómo es ese trabajo? Un repaso por las características del empleo en el sector textil.

A nivel internacional, la industria textil-indumentaria genera alrededor de 70 millones de puestos de trabajo en todo el mundo, con más de las dos terceras partes en el continente asiático. La mayor cantidad del empleo se genera en el eslabón de confección de la ropa con aproximadamente 46,5 millones de personas ocupadas (66,5%). Argentina no es la excepción. Durante 2022 hubo más de 539.000 personas ocupadas en toda la cadena. Este empleo, sobre todo en los trabajos vinculados a la confección, se caracteriza por su alto nivel de informalidad y precariedad, bajo nivel de ingresos y alta participación femenina.

Características del empleo en la industria textil-indumentaria

Un empleo cuentapropista

El eslabón de confección de ropa de Argentina genera mucho empleo independiente. Entre 2016 y 2022, el 41% de las personas ocupadas trabajó por cuenta propia. Esta cifra, no solo casi duplica el promedio de la economía argentina (22%), sino que también ubica al sector como el de mayor nivel de cuentapropismo dentro de la industria manufacturera. Esto se explica por el hecho de que la mayoría entre quienes se desempeñan en la costura a domicilio y en talleres familiares confeccionan prendas para varios clientes en simultáneo. La contracara del alto cuentapropismo es una muy baja tasa de personas asalariadas (un 54% en confección contra el 74% del promedio de la economía), señal de la precariedad de las condiciones laborales en este eslabón de la cadena.

Un empleo informal

Tal como ocurre en muchos países del mundo, la informalidad laboral es un rasgo saliente del eslabón de confección. Entre 2016 y 2022, el 72% de las personas ocupadas en este eslabón tuvo un empleo informal, siendo uno de los tres sectores de la economía con mayor informalidad, solo superado por la construcción (80%) y el empleo doméstico (75%).

Por su parte, el eslabón textil posee una tasa de informalidad significativamente inferior (40%), incluso que el promedio de la industria manufacturera (46%) y del total de la economía (46%). Esto se debe, por un lado, al mayor tamaño relativo de dichos establecimientos, por lo que están más expuestos a inspecciones de organismos públicos y sindicales. Por otro lado, la menor formalidad se debe a la mayor concentración en la oferta que implica a su vez mayores márgenes de rentabilidad necesarios para afrontar los costos de formalizar.

La informalidad laboral en esta industria se generalizó durante la década de 1990. Ello se debió principalmente a la quiebra de los grandes establecimientos industriales y a la proliferación de los pequeños talleres informales. Hacia fines de la década, cerca del 70% de las personas ocupadas en confección estaban en la informalidad laboral, alcanzando su máximo (85%) tras la crisis de 2001. El crecimiento económico del periodo 2003-2011 logró una disminución, reduciendo el porcentaje al 68% entre 2013 y 2015,piso que posteriormente no fue posible perforar.

Un empleo de bajos ingresos

La confección es el sector manufacturero con menores ingresos totales debido a la combinación de reducidos ingresos por hora junto con menor cantidad de horas trabajadas a la semana. Con un promedio de 35 hs semanales, se ubica por debajo del eslabón textil (38,7) y del promedio industrial (38,3). Esto obedece a que una considerable proporción de empleo es a tiempo parcial, mayormente cuentapropista y femenino.

Los bajos ingresos mensuales de las personas que ocupan esta cadena de valor conducen a una mayor incidencia de la pobreza. Mientras el 24,6% ocupado de la economía argentina vivió en hogares pobres entre 2016 y 2022, dicha proporción fue de 34,6% para la confección de ropa y 30,6% para el sector textil. La confección se ubica como el segundo sector industrial con mayor incidencia de la pobreza entre las personas ocupadas, por detrás del sector calzado.

Un empleo calificado

Dado que el eslabón textil es intensivo en el uso de maquinarias de grandes dimensiones, se necesita personal capacitado para operar en hilanderías, tejedurías y tintorerías. Y el manejo de las distintas máquinas dedicadas a la confección de las prendas (overlock, recta, collareta, bolsillera) demanda trabajadores con calificación operativa –que Argentina históricamente posee–. No es casual entonces que alrededor del 82% de las personas ocupadas en los sectores textil y confección tenga un puesto operativo, porcentaje muy superior al promedio de la economía argentina (51,3%). En contraste, las personas ocupadas sin calificación oscilan entre 5% y 7% (cuando en el promedio de la economía se ubica en 20,3%).

También se verifica una menor presencia de perfiles técnicos y profesionales que en el promedio de la economía (11% contra 28%). Estos profesionales y técnicos con mayores calificaciones se ocupan de las etapas de diseño y prueba de nuevos materiales, de adaptación y arreglo de la maquinaria, así como de la organización del proceso productivo. En el eslabón de la confección, quienes diseñan son profesionales universitarios.

Un empleo feminizado

En materia de género, la confección emplea mayoritariamente mujeres. El 69% de las personas ocupadas en esta rama en Argentina durante 2016 y 2022 fueron mujeres, muy por encima del promedio de la economía nacional (44%). Se trata de una participación casi 30 puntos porcentuales superior al eslabón textil y casi 40 puntos mayor al del promedio de la industria manufacturera (un sector notoriamente masculinizado). Es uno de los tres sectores más feminizados, sólo superado por el empleo doméstico (97% de participación femenina) y por la enseñanza (74%). Esta característica se verifica a nivel internacional, posicionándola como uno de los eslabones más feminizados de la industria manufacturera.

Si se analiza la informalidad laboral entre las mujeres que trabajan en confección, el 76% de las ocupadas está en condiciones de informalidad, 30 puntos por encima del promedio de la economía. Además, existe una profunda diferencia entre la tasa de informalidad laboral que enfrentan los varones y la que enfrentan las mujeres en el mismo eslabón de confección de indumentaria.

Un empleo con alta presencia extranjera

El 20% de las personas ocupadas en el eslabón de confección de ropa es inmigrante. Este dato posiciona al sector como el segundo con mayor presencia extranjera de toda la economía, solo superado por organismos extraterritoriales (fundamentalmente, embajadas y consulados) con 45%.

Del total de personas extranjeras en la confección, 59% nació en Bolivia, 17% en Paraguay, 14% en Perú, 4% en Uruguay, 3% en Chile y el restante en otros países (Italia, Corea del Sur, Colombia, entre otros). El peso de las comunidades inmigrantes dentro del total del sector es más alto si consideramos a los hijos de inmigrantes.

Al igual que para las trabajadoras mujeres, la informalidad laboral suele ser más alta entre inmigrantes. Entre 2016 y 2022, el 60% tuvo un puesto informal. Dicha problemática se agrava en el segmento de la confección, donde el 86% del total de inmigrantes estuvo en la informalidad, cifra que aumenta al 90% en las mujeres.

Condiciones de los entornos de trabajo

Un empleo en establecimientos pequeños

El 39,4% de los trabajadores de la confección trabajan en establecimientos unipersonales (cifra casi 20 puntos superior al promedio de la industria argentina). Esta particularidad obedece a la fuerte presencia del trabajo a domicilio que data desde los orígenes del sector. A su vez, el 48,4% de la ocupación se concentra en pequeños establecimientos entre 2 y 25 trabajadores, lo que implica que el 88% del empleo en confección corresponde a unidades de hasta 25 trabajadores. Este valor contrasta ampliamente con el promedio de la economía y de la industria manufacturera (66% ambos casos).

En contraste, el eslabón textil posee unidades productivas de mayor tamaño. El 43% del empleo se concentró en establecimientos de más de 26 personas ocupadas. Este rasgo obedece al gran tamaño de las fábricas hilanderas y tejedoras.

Un empleo a domicilio

En Argentina, la confección se caracteriza por una elevada presencia del trabajo a domicilio. El 36,4% ocupado del sector trabajó, entre 2016 y 2022, desde sus hogares, cifra muy por encima del promedio industrial (16%). Esta modalidad de trabajo es particularmente importante en mujeres (quienes representan el 87% del trabajo a domicilio en confección).

Esta actividad es posible debido a las bajas barreras a la entrada para el trabajo de confección (es suficiente con una pequeña máquina en una habitación) y la ausencia de inspecciones en el trabajo a domicilio.

Casi en su totalidad los puestos en los domicilios no están formalizados. La productividad laboral de esta forma de trabajo es reducida en comparación con las fábricas formales que utilizan diseño de procesos y equipamiento de mayor complejidad tecnológica para organizar la producción. Menor productividad redunda en menores ingresos horarios para las trabajadoras a domicilio. A ello se suman mayores costos respecto a las costureras en relación de dependencia.

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