Quizás todos queramos el desarrollo, pero generalmente no estamos hablando de lo mismo cuando lo decimos. Los economistas Mercedes D’Alessandro, directora nacional de Economía, Igualdad y Género, y Martin Rapetti, investigador asociado del Centro de Estudios de Estado y Sociedad, participaron en un diálogo apuntando a esa cuestión junto con Tomás Bril Mascarenhas (director de Desarrollo Económico) y Carlos Freytes (director de Recursos Naturales). Tomaron como punto de partida el documento de trabajo “La discusión sobre el desarrollo en Argentina”, elaborado de forma conjunta por las Áreas de Desarrollo Productivo y de Recursos Naturales de Fundar.
El problema de volatilidad y estancamiento económico característicos de nuestro país, cuyo trasfondo lo sitúa en problemas de economía política, explicó Bril Mascarenhas para iniciar el debate. El trabajo de Fundar plantea que «hay dos grandes coaliciones de actores socioeconómicos -que tienen sus referencias en la política partidaria, pero que tienen base de actores socioeconómicos- que tienen visiones radicalmente diferentes sobre lo que es el desarrollo y sobre cómo desarrollar a la Argentina”, afirmó. “Uno es mercado internista, otro que trata desarrollarse hacia afuera pero a partir de las ventajas que el país ya tiene, sin pensar en el dinamismo posible”.
No obstante, aun cuando las estrategias que siguieron estos grupos resultaron diferentes, a lo largo de la historia argentina se observa que el desenlace de ambos fue similar. “Esas dos opciones de política económica que van y vienen tienen un atributo común: son inconsistentes en el largo plazo y terminan desembocando en crisis igualmente graves”, concluyó Bril Mascarenhas.
Freytes continuó con la línea argumental del documento y sostuvo que “uno de los temas importantes de este trabajo es plantear la necesidad del desarrollo exportador dinámico como salida”. En ese sentido, dijo que además de contar con una macroeconomía estable, “para lograr una transformación de la estructura productiva es necesario hacer políticas de desarrollo productivo que permitan generar ventajas competitivas dinámicas”.
A su vez, enfatizó en que se trata de “identificar sectores que tengan potencial desde el punto de vista de la generación de eslabonamientos productivos, desde el punto de vista de la posiblidad de desarrollar actividades intensivas en conocimiento”. Una administración prudente y pragmática de la apertura económica y la necesidad de proteger a algunos sectores no competitivos también formarán parte de esta agenda.
Retomando el punto acerca la mencionada disputa, afirmó que “si uno tiene que pensar qué tipo de coalición social puede llevar adelante esa estrategia de desarrollo, creemos que es una coalición donde están los sectores populares y los empresarios mercado-internistas, etc.”, pero que, de todas maneras, es imprescindible “una estrategia de acomodación de intereses que desplace estos conflictos de suma cero por lógicas más cooperativas en relación a este objetivo desarrollista”. Y en segundo lugar, alertó sobre la necesidad de trabajar en la construcción de capacidades estatales, en la coordinación de la política pública y en la elaboración de mecanismos de evaluación y monitoreo, y dispositivos institucionales que favorezcan procesos de aprendizaje.
Martín Rapetti retomó la discusión sobre la puja entre coaliciones en la que hace hincapié el trabajo de Fundar. El economista, que junto a Pablo Gerchunoff denomina a esta disputa como “conflicto distributivo-estructural”, sostuvo que esa tensión entre modelos de desarrollo “no es un tema que se resuelva con políticas públicas e instrumentos, sino que es un problema de economía política.”
En paralelo, planteó la necesidad de incorporar a los movimientos sociales como un nuevo actor en la disputa entre coaliciones y analizar cómo afectarían las distintas estrategias para el desarrollo a este nuevo protagonista: “Hay un actor muy novedoso que está muy visible: el sector más marginado de nuestra sociedad, que lo representan tal vez los movimientos sociales, no los sindicatos”. Al respecto, advirtió que es necesario analizar cómo se verían afectados los movimientos sociales ante la puesta en marcha de las distintas estrategias de desarrollo.
A su vez, Mercedes D’Alessandro planteó la necesidad de discutir una serie de interrogantes elementales: “¿Qué es el desarrollo? ¿En qué pensamos cuando pensamos en desarrollo? ¿Pensamos qué el modelo de país? ¿Cuál es? ¿Vale todo cuando hablamos de un modelo económico? Hay muchas formas de entender y de pensar el desarrollo y eso de alguna manera creo que es un debate central”, planteó.
La economista, que también puso sobre la mesa el debate ambientalista como uno de los ejes para la estrategia desarrollista, coincidió con Rapetti en la necesidad de sumar al análisis sobre la disputa coalicional a las economías populares, sector al cual destacó como un emergente que logró constituirse como sujeto político con construcción política real. Además, sumó como otro protagonista emergente al feminismo: “Eso entra en la redistribución del ingreso. Porque cuando hablamos de los conflictos distributivos, hoy las mujeres se han consolidado y están participando activamente en ese conflicto”. Y agregó que cualquier salida desarrollista, necesariamente, debe incorporar estos nuevos actores y elementos.
Los autores del trabajo en discusión, y el anterior, “Qué es el desarrollo y cómo pensarlo”, fueron Tomás Bril Mascarenhas, Carlos Freytes, Juan O’Farrel y Gabriel Palazzo. María Belén Días Lourenco y María Victoria Gobet participaron en la asistencia de investigación.