El artículo parte de un diagnóstico: la ausencia de una política de ingresos gubernamental es constitutiva del péndulo inestable de estrategias económicas que caracterizan a la Argentina de los últimos 10 años. Los autores, Sebastián Etchemendy y Federico Pastrana, se proponen contribuir al debate sobre la necesidad en nuestro país de una política de ingresos consensuada con los actores sociales, que coordine la negociación salarial y administre la puja distributiva.
Revisan sumariamente las diferentes formas de política de ingresos consensuadas entre Estado y actores sociales en el mundo contemporáneo a partir de la distinción clave entre Pactos Sociales (que incluyen senderos de precios y salarios por un período acotado de tiempo) y coordinación salarial (que elabora parámetros comunes sobre salarios y condiciones de negociación estables).
La inflación alta de la última década tiene un componente fundamental de costos relacionado con las dinámicas del tipo de cambio, los precios regulados, las tarifas y la puja distributiva (lo que no niega la necesidad de políticas fiscales y monetarias consistentes). Una estrategia que no se enfoque a la vez en todas estas dimensiones estará condenada al fracaso.
El trabajo propone dos escenarios consecutivos: uno de Pacto Social temporal para contribuir a estabilizar una inflación muy alta, y otro de coordinación salarial permanente con inflación “media o moderada”.
Argentina es el único país del mundo en el que las cúpulas sindicales y empresarias negocian convenios a nivel país para una gran cantidad de trabajadores, pero que carece de una instancia de coordinación intersectorial.
Un dato fundamental: el mayor crecimiento del salario real se dio en la Argentina de los últimos años en el período de menor crecimiento del salario nominal, y las mayores pérdidas se dieron con episodios de aceleración inflacionaria y no cuando los salarios nominales se moderaron más. Las fuertes caídas del poder adquisitivo estuvieron vinculadas a crisis macroeconómicas con aceleración de la inflación y con los salarios escalando siempre por detrás de los precios.
Etchemendy y Pastrana concluyen que es imprescindible promover una política de ingresos estatal proactiva que establezca parámetros comunes entre los sectores, busque estabilizar expectativas, e induzca a una discusión prospectiva —basada en inflación futura y no pasada— sobre el salario real, eludiendo las pujas meramente nominales.