Una brújula para el desarrollo de Argentina

Hace décadas que Argentina vive atrapada en un movimiento pendular.

Cada crisis económica y política empuja al país hacia una respuesta opuesta a la anterior: el estatismo al mercado, de la apertura a la clausura, de la ilusión de abundancia a la escasez desesperada. Este vaivén no es sólo ideológico: expresa una dificultad más profunda para construir estabilidad, continuidad y un horizonte compartido.

El péndulo explica tanto la volatilidad de nuestras políticas como la frustración social que se acumula al compás de promesas incumplidas.

Nuestra historia

Fundar nace en 2020 con una convicción clara, que mantenemos hasta el presente: Argentina tiene todas las posibilidades para alcanzar un desarrollo inclusivo y sustentable.

Nos propusimos contribuir a ese desarrollo con el diseño de políticas públicas basadas en evidencia y con la ingeniería de bienes públicos que sirvan a la sociedad y al Estado. Con el objetivo de reconciliar realidad política y propuestas técnicas, nuestros proyectos apuntan a recorridos de largo aliento, amparados en la evidencia y en la experiencia de países con características similares a las nuestras. Hemos recorrido un camino importante desde esos primeros pasos, del cual estamos orgullosos.

Desde el comienzo, soñamos con un país más rico, una sociedad más igualitaria y un Estado con capacidad de llevar adelante políticas públicas. En otras palabras, soñamos que un futuro mejor para la Argentina es posible. Hoy entendemos que ese futuro sólo puede realizarse si la región se realiza también.

Organizaciones como la nuestra deben siempre poder adaptarse a los nuevos tiempos y condiciones. Nos planteamos un cambio de dirección sin cambiar el destino, y redoblamos los esfuerzos en el diseño de propuestas y herramientas para quienes cada día afrontan responsabilidades de gestión, con una mirada que atraviesa fronteras. En estos años generamos diagnósticos muy concisos sobre los temas que hemos investigado: ahora también los llevamos a los territorios con pilotos de implementación que sirven para poner a prueba nuestras ideas y proyectos.

Fundar nació en 2020 con la convicción de que ese péndulo puede detenerse.

No por un acto de magia ni por la victoria definitiva de una de las posiciones en pugna, sino por la construcción de una síntesis superadora, que integre lo mejor de nuestras tradiciones y deje atrás lo que ha demostrado conducir al fracaso. La idea de desarrollo que proponemos es inseparable de ese gesto: mirar críticamente el pasado para identificar aprendizajes, entender el presente en toda su complejidad y proponer un futuro que escape a las falsas antinomias.

En una mirada de largo plazo, Argentina registra una trayectoria errática y un desempeño muy pobre en términos económicos y sociales.

Desde 1974, nuestro país estuvo en recesión casi la mitad de los años, y el PBI per cápita creció muy por debajo del promedio regional y mundial. Nuestro poder adquisitivo actual es menor que el de hace medio siglo atrás. La pobreza por ingresos en los últimos treinta años nunca fue inferior al 25%.

Si hacemos foco en el presente más cercano, desde 2010 nuestro PIB per cápita tuvo el peor desempeño de la región. No hemos logrado una trayectoria sostenida de formalización del empleo ni un control de la inflación, un fenómeno que nos vuelve volátiles y que resulta incompatible con una mejora en la distribución del ingreso y en la reducción de la pobreza.

Para explicar este desarrollo esquivo, la ciencia política argentina se apropió de la metáfora del “péndulo”. Ella resume cómo, desde el siglo pasado, el país registra un empate en la correlación de fuerzas de las coaliciones “nacional-popular” y “liberal-conservadora”.

Vivimos atrapados en este antagonismo sin solución de continuidad: cada crisis económica y política conduce al país hacia una respuesta opuesta a la anterior. Pero hasta hoy, ninguno de los polos ha sido capaz de construir un sendero de mejora sostenida del bienestar, incrementando la frustración social que se acumula al compás de promesas incumplidas.

Hay que mirar de frente lo que no funciona, admitir que no tenemos la vaca atada.

Producto de este péndulo, Argentina está cada vez más rezagada, un privilegio demasiado caro en un contexto donde el mundo y la globalización se reconfiguran a pasos agigantados, impulsados por la crisis ambiental y la transición energética, el ascenso de China y de las tensiones geopolíticas con Occidente, y la revolución de la IA. Sin un cambio de raíz en nuestro desempeño, Argentina quedará en un lugar crecientemente periférico y marginal en la economía mundial.

Es imposible resolver una crisis sin atravesar el desierto de lo real. Para que se convierta en oportunidad, hay que mirar de frente lo que no funciona, admitir que no tenemos la vaca atada. La falta de empleo y las desigualdades persistentes atentan contra el desarrollo de las personas. La volatilidad macroeconómica y la baja inversión deterioran la competitividad del entramado productivo. El Estado pierde capacidades para planificar y dar respuestas.

Aún así, tampoco se trata de ceder ante el derrotismo; hacer un inventario de lo bueno es necesario. A pesar de las crisis recurrentes, Argentina sigue siendo un país “de arriba de mitad de tabla”. Nuestro nivel de desarrollo supera la media mundial y regional y no es cierto que estemos “peor que nunca”: en algunas dimensiones cruciales (como salud, educación, calidad democrática e igualdad de género), nuestro país registra avances sostenidos (más años de vida, más años de escolarización, más derechos) que ensanchan la base donde afirmar cualquier estrategia de desarrollo.

En algunas dimensiones cruciales, nuestro país registra avances sostenidos

Tenemos a nuestro favor un tejido productivo con capacidades valiosas. Contamos con talentos e infraestructura para la innovación científica y tecnológica gracias a una larga tradición de inversión pública en el sistema universitario y de ciencia y tecnología. Somos el único país en la región capaz de exportar satélites, radares y reactores nucleares de investigación y ser sede del polo biotecnológico más grande de América Latina. Nuestra democracia ha resistido sucesivas crisis económicas y políticas y a pesar del avance del individualismo, perdura un denso tejido de organizaciones sociales, sindicales y comunitarias.

El propósito que nos empuja es construir una orientación común que reúna, con realismo y ambición, lo mejor de nuestras tradiciones políticas.

Fundar nace con la convicción de construir una orientación común que reúna, con realismo y ambición, lo mejor de nuestras tradiciones políticas: la expansión de derechos y protecciones, el desarrollo de una estructura productiva diversificada y compleja, el realismo fiscal y la necesidad de integrarnos al mundo.


Si aisladas fallaron, juntas pueden ofrecernos la base para construir un nuevo proyecto para la Argentina que integre producción y competitividad, estabilidad e inclusión, innovación y calidad estatal.

En la práctica, esto significa empujar la producción en cadenas con potencial de arrastre hacia afuera y hacia adentro —más conocimiento por tonelada, más empleo por hectárea, más exportaciones por kilovatio— y desarrollar políticas de ingreso, cuidados y formación que habiliten trayectorias de bienestar. No habrá equidad duradera sin crecimiento, pero tampoco habrá crecimiento que perdure si no amplía derechos.

Queremos aportar a una estrategia de desarrollo para Argentina pensada desde Argentina

Queremos aportar a una estrategia para Argentina pensada desde Argentina adaptada a los desafíos del mundo actual, que aprenda de las experiencias de otros países así como de nuestros logros y fracasos. Y nuestro rol en ese camino es claro: ser usina programática, puente entre técnica y política. Trabajamos en el “qué hacer” y en el “cómo hacerlo”: diagnósticos con datos y perspectiva comparada, diseños listos para implementar. Construimos consensos explicitando costos y beneficios. Traemos preguntas del mundo, e internacionalizamos preguntas argentinas. En ese proceso iterativo, de discusión, es donde las propuestas ganan solidez y legitimidad. Los diagnósticos se hacen más potentes, los análisis más integrales, y las políticas públicas más pertinentes

Trabajamos en el “qué hacer” y en el “cómo hacerlo"

Nuestro trabajo busca ser una invitación a quienes deciden y a quienes investigan; a quienes emprenden y a quienes enseñan; a quienes gestionan, cuidan y crean. Desde un lugar no partidario pero sí político.

Necesitamos capitalizar lo que tenemos para revertir el rezago. Para retomar el vínculo entre transformación productiva, bienestar compartido y estabilidad macroeconómica, incluyendo la sostenibilidad ambiental como condición ineludible y oportunidad estratégica. Con un Estado argentino eficiente y eficaz, con la potencia suficiente para hilvanar una estrategia de desarrollo, implementando políticas públicas efectivas y fomentando la participación ciudadana. Solo así podremos hacer desaparecer al fantasma que recorre nuestro país y la desazón que siembra.